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Eurocopa 2004 | Alemania 1 - República Checa 2

Dulce venganza checa

Alemania, otra de las favoritas, se marcha de Portugal con un triste bagaje de dos empates –ante Letonia (0-0) y Holanda (1-1) respectivamente- y una derrota, que no por inmerecida sobre el césped parecía imprevisible, ante una República Checa plagada de suplentes. Los de Brückner, con tres victorias de tres posibles, prosiguen con paso firme. Ahora les esperan los Grönkjaer, Tomasson, Gravensen y compañía.

TOMÁS DE COS
<b>BALLACK NO FUE SUFICIENTE</b>. En el partido decisivo brilló Ballack, pero dos goles en tres partidos, con dos empates y una derrota, han echado a Alemania de la Eurocopa.

En un cruce con sabor a final, la República Checa impuso el juego y Alemania la pegada. En el José Alvalade se daban cita dos estilos antagónicos pero efectivos a partes iguales.

Los de Brückner no defraudaron. Fueron perfectamente reconocibles, -pese a jugar con sus principales estrellas en el banquillo, incluidos Poborsky y Nedved, únicos supervivientes de la final de Wembley’ 96-, tanto por su talento en el manejo del balón, como por su decidida vocación atacante. Eso sí, sin la misma capacidad de llegada al área contraria.

También lo fue el equipo de Völler, más fuerza que talento, y en el que todo el peligro gira en torno al sueño de Laporta: Michael Ballack. Alemania empujó algo más, pero tuvo idéntico premio.

Pero sobre todo la primera mitad dejó dos golazos en la retina del aficionado. El primero, obra de Ballack tras una buena cesión de Schweinsteiger, de fuerte volea desde la frontal del área; el segundo de Heinz de exquisita rosca, en un alejado libre directo, ante la que el viejo Kahn nada pudo hacer.

Alemania se vuelve a casa

Alemania cae de nuevo en la primera fase, apenas a dos años vista de organizar el próximo Mundial. Y lo que es peor: mantiene su racha negativa. No ha vuelto a ganar un sólo partido de una fase final de un campeonato de europa de selecciones desde que se impusiera precisamente a los checos en la final de la Eurocopa de Inglaterra, allá por 1996.

Ni siquiera necesitó Brückner gastar todas sus balas para consumar la dulce venganza. Tanto Nedved como Rosicky vieron todo el choque desde el banquillo y el veterano Poborsky apenas jugó veinte minutos tras sustituir a Plasil. La revancha además tuvo un sabor especial para la hinchada checa: por injusta –Alemania no mereció perder- y porque les coloca en cuartos como único combinado imbatido, con nueve puntos.

Victoria injusta

Mejor suerte mereció el equipo alemán, que encerró durante toda la segunda mitad a los checos en su área y dispuso de numerosas ocasiones de gol, con poste incluido de Ballack, ¡quién si no!.

Sin embargo, la República Checa tuvo la suerte de los grandes, ésa que ahora parece negársele a selecciones como Alemania o Italia. Llegó dos veces y a la segunda Baros, que sustituyó a un desacertado Lokvenk, acabó por echarle la cremallera a la maleta de Kahn tras deshacerse de dos contrarios.