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Eurocopa 2004 | Italia 2 - Bulgaria 1

A Italia se le atraganta su medicina

Se acabó también para Italia la Eurocopa. Trapattoni y sus muchachos se vuelven a casa sin excusa alguna, con un juego lamentable y tras una victoria agónica frente a la desarrapada Bulgaria. Un triunfo que no le sirve de nada después del empate entre suecos y daneses y con el que cierra un campeonato que, eso sí, le debe valer para abandonar el fútbol encarnado por su caduco entrenador y volcarse en la nueva idea marcada por el Milan. Italia se va con pena, sí, pero sin gloria y, por supuesto, sin fútbol.

CARLOS IZQUIERDO
<b>FRACASO. </b>Italia se vuelve a casa eliminada en la primera ronda tras una victoria baldía frente a Bulgaria.

No escarmienta Italia por mucho que tenga el agua al cuello. Frente a una Bulgaria desordenada, desahuciada y horrible, futbolísticamente hablando, la escuadra del viejo Trap se descompuso como sólo ella sabe. El galimatías que resultó Italia desde el comienzo del partido respondió a los argumentos de un Totti sancionado y un Vieri fuera de la alineación. Cierto que Trapattoni dispuso a Del Piero, Cassano y Corradi, pero una ofensiva sin pases es siempre como un verano sin sol.

Así, sin calor y bajo una lluvia de mil demonios, Italia se perdió en su laberinto, en un centro del campo en el que todo el orden que intentaba poner Pirlo lo tiraban por tierra Perrotta y Fiore. Con Del Piero ausente y Cassano más pendiente de sus florituras que del equipo, la variante ofensiva azul apenas llegaba con las carreras de Zambrota y Panucci. Demasiado pobre todo para alguien que pretende ser campeón. Aun así, pudo encontrarse Italia con ventaja en el marcador merced a aisladas individualidades. Sin embargo, fue Martin Petrov al filo del descanso quien adelantó a los joviales búlgaros de penalti y dejó a los italianos en un laberinto más complicado que el del hotel de "El Resplandor".

El gol búlgaro dejó a Italia contra las cuerdas y pensando en los palos que ya comenzaban a llegar desde Milán, desde Roma, desde Turín. Salió a mil por hora la azzurra y encontró rápido lo que buscaba. Eso sí, lo halló a su manera. Tras mil rebotes en el área pequeña, Perrotta se vio con el balón y descubrió la red búlgara. Las noticias que llegaban desde Oporto, con la victoria danesa, alentaban la clasificación. La salida al campo de Vieri albergaba la esperanza.

Concepto

Pero el problema de Italia no es de contundencia, es de concepto. La selección de Trapattoni volcó el campo definitivamente hacia la portería búlgara, pero su juego tiene tan poca entidad que de poco sirve. No hay orden en Italia, no hay pausa en Italia, no hay una voluntad de abrir a las bandas en Italia, de armar el fútbol de paciencia hasta encontrar el camino correcto.

Durante 40 minutos, el balón voló y voló y Vieri peleó y peleó. Y sólo al final, cuando Oporto era ya un baile nórdico con el 2-2 que metía en cuartos a Dinamarca y a Suecia, encontró Cassano el gol de la victoria. Corrió el de Bari como un poseso al banquillo para celebrar la clasificación y se encontró con que su tanto no valía de nada. Desplomado, como toda Italia, hundió su cara en el césped para llorar la eliminación. Esta vez, la medicina italiana del último minuto no hizo efecto. Esta vez, el fútbol fue justo, metió al buen juego en la siguiente ronda y castigó al miserable calcio.