Eurocopa 2004 | Dinamarca 2 - Suecia 2
No pactaron, pero empataron a dos
Como se esperaba, Dinamarca y Suecia empataron a dos, un resultado que obliga a Italia a sacar los billetes de vuelta a casa y clasifica a los dos equipos nórdicos para cuartos de final. Las sospechas de amaño que rodearon el encuentro parecieron quedar disipadas con la actitud de las dos selecciones, pero el marcador final siempre dejará una duda sobre lo que realmente sucedió.
Daneses y suecos quisieron dejar a un lado las suspicacias sobre un posible amaño del encuentro, que mandaría a casa a Italia, y salieron decididos a por la victoria. Pusieron más interés en ello los daneses, que parecieron más equipo y se mostraron más ordenados, las dos cualidades que precisamente caracterizaron a Suecia en las dos primeras jornadas.
Con Gravesen y Jensen sujetando al equipo en el centro y Jorgensen y Gronkjaer abriendo el campo, Tomasson se movió con libertad e inteligencia y Dinamarca minimizó el juego de los suecos durante la primera media hora. Källström pareció un alma en pena, incapaz de poner orden en un conjunto desconcertado, en el que Edman sufrió muchísimo para frenar a Gronkjaer, y de hecho sólo consiguió a base de faltas, y Ljungberg, Larsson e Ibrahimovic eran tres juguetes en manos de los defensas daneses.
Tomasson llevó la superioridad de Dinamarca hasta el marcador con un espectacular gol de vaselina, que pareció poner fin a la ambición del combinado que dirige Morten Olsen, que perdió intensidad y quedó desde entonces a merced de Suecia. Sólo la brillante actuación del guardameta Sorensen impidió el empate y que volviera la sombra de la duda a este grupo.
Penalti
El corazón de los daneses se sobresaltó nada más salir de los vestuarios, cuando se encontró con un penalti en contra que transformó Larsson. Las sospechas de amaño regresaron al estadio Do Bessa, pero hasta al empate se llegó por las circunstancias del juego, sin que aparentemente influyera nada más. Con la clasificación en la mano, los suecos se relajaron y devolvieron la iniciativa a los animosos daneses, que si no querían ganar lo disimularon bastante bien.
Gronkjaer, después de amargar la existencia a Edman, se cambió de banda y puso en evidencia al joven Nilsson, que quedó retratado en cada internada que el futbolista del Chelsea hizo por su zona. De sus pies nacieron las acciones más peligrosas y brillantes de Dinamarca y Suecia volvió a pasarlo mal. Tan mal que una acción más propia de una partido de pin ball, con descontrolados rechaces, acabó en el segundo tanto danés.
Suecia no se alteró por ello, consciente de que Italia era incapaz todavía de ganar a Bulgaria, y vivió en el alambre hasta el final del choque. Dinamarca malgastó sus ocasiones de gol con demasiada alegría y terminó pagando tanta generosidad. Un fallo de Sorensen, el único que cometió, dejó el balón en los pies de Jonson para que éste lograra con comodidad el anunciado 2-2. Los últimos cinco minutos se convirtieron en un pacto de no agresión que hizo inútil el triunfo de Italia y mandó a los de Trapattoni de vuelta a casa.