Eurocopa 2004 | España - Portugal
Como el K-2: cuanto más épica la batalla, mejor sabe la victoria
Sebastián Álvaro y su equipo van a atacar la cumbre del K-2 y desde el campo uno, a 6.100 metros, siguen con expectación el papel de España en la Eurocopa. Los montañeros comparan la conquista de una cima con el título europeo; ellos mejor que nadie saben lo que cuesta llegar y vencer los obstáculos.
Seguir la Eurocopa desde el Karakorum se está convirtiendo en un fascinante juego intelectual para tratar de completar un puzzle a base de conversaciones fragmentarias o de comentarios que nos llegan desde el otro lado del teléfono, a veces mientras el atardecer pone un trazo de color oro en las montañas más bellas e impresionantes de la Tierra, y toda nuestra atención se encuentra en el paisaje que nos envuelve. Pero no deja de tener su encanto. Durante los siete días que ha durado la marcha de aproximación hasta el pie del K2, aunque Juanito haya estado preocupado por la marcha de su querido Alavés y Ferrán por los rumores sobre la posible marcha de Ronaldinho, siempre ha habido un comentario sobre el partido de la Selección contra Rusia, el penalti fallado por Beckham o el que sí marcó Zidane.
Un servidor ha preferido el taconazo de Raúl y el gol de Morientes, aunque tengan que pasar dos meses antes de que pueda verlo. Bueno, nos decíamos estos días a la hora de la comida, esta vez parece que la Selección no ha empezado mal. Pero la noche del viernes, mientras me entrevistaba para El Larguero mi buen amigo Joseba, se ha encargado de dejarnos claro el ambiente pesimista que rodea el partido de hoy frente a Portugal. Para nosotros eran las cuatro y media de la madrugada así que nos pusimos a trabajar ya que en una hora nuestros cinco alpinistas y tres porteadores de altura se marchaban para intentar alcanzar el campo uno que es vital para nuestras aspiraciones.
La escalada de una montaña tan grande y temible como el K2 se asemeja bastante al asalto de una fortaleza. Se trata de ir consiguiendo posiciones que luego se consolidan para atacar el siguiente punto, más alto, y así sucesivamente hasta que, en nuestro caso, instalemos el último campamento, el cuatro, a unos ocho mil metros de altitud y desde donde llevaremos a cabo el ataque a la cima, que se sitúa a 8.611 metros.
El planteamiento.
Sobre el papel es un planteamiento tan claro como el de nuestra Selección: se trata de ganar, de ir a por todas, de sufrir para conseguir el gran premio. Pero en la práctica se presentan un montón de problemas que hay que ir resolviendo a medida que se presentan. Como por ejemplo un alud que ha caído sobre la ruta de ascensión y ha estado a punto de llevarse la tienda que teníamos instalada a modo de depósito con todo el material, justo en el momento que escribo estas líneas. Lo que haremos será cambiar el emplazamiento de la tienda y corregiremos la ruta de ascensión para rodear este cono de avalanchas, ya que donde ha bajado una puede caer otra. Supongo que en la Selección será cubrir mejor una banda que da demasiadas facilidades o bajar a Raúl para que pueda recibir más balones, es un decir. Pero lo que no puede faltar nunca es la capacidad de lucha y sacrificio. Estos partidos son los mejores, no hay lugar en ellos para los que no tienen fe en sus posibilidades. Es donde se descubren a los líderes y a los genios. Subir a la cumbre del K2, o ganar la Eurocopa, es algo que sólo, en el mejor de los casos, se logra una vez en la vida. Y cuanto más épica sea la batalla librada, mejor sabrá la victoria. No puede haber excusas: ni avalanchas ni árbitros caseros. Hay que ganar con rotundidad. Seríamos unos ingenuos si quisiéramos dar algún tipo de lección, pero quizás sí valgan de algo nuestras experiencias en muchas montañas y en condiciones extremas.
Nada más llegar hace tres días al campo base, el resto de las expediciones estaban paradas por el mal tiempo. Todos hablaban de la dificultad de montar el campo uno pues, al parecer, no había sitio para montar más tiendas. Nosotros preferimos no darle vueltas. Anoche decidimos ir a por ello y, siguiendo el grito de guerra de los almogávares que tanto nos gusta y que tanto utilizamos en momentos difíciles, dimos gracias porque Dios nos manda el enemigo. En este momento ya tenemos montadas tres tiendas en el campo uno, a 6.100 metros. Aún nos queda mucho, sin duda, para alcanzar la cima del K2; pero desde luego a mi equipo ni le faltan ganas ni le falta motivación. Espero que a la Selección hoy le ocurra lo mismo.