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Eurocopa 2004 | Rusia 2 - Grecia 1

Rusia se despide con honor

Grecia continúa su aventura portuguesa merced a su actitud frente a lusos y españoles, pero sin la brillantez que se espera de un cuartofinalista de una Eurocopa, como demuestra el hecho de que la Rusia de Yartsev, auténtica cenicienta del grupo, le sacó los colores con descaro.

TOMÁS DE COS
<b>ADIÓS AGRIDULCE</b>. Sychev y sus compañeros se despiden de la Eurocopa 2004 con una notable victoria ante Grecia.

Los de Yartsev dieron la sorpresa en el estadio Algarve, poniendo en entredicho la supuesta solidez defensiva del conjunto heleno, que tantos quebraderos de cabeza dio al tándem de conjuntos ibéricos en las dos primeras jornadas.

Muy al estilo Scolari, Rusia quiso despedirse matando. Y en su despedida de la Eurocopa, ya sin presión, realizó su mejor fútbol: veloz y directo. Una fórmula que le permitió dominar y convertir en peligro cada acercamiento a las inmediaciones del canoso Nikopolidis.

Apenas transcurrido un minuto de juego llegó el primer regalo para los de Sáez, cuando Kirichenko, tras un fallo en un despeje, marcó con la diestra.

El gol acomodó más si cabe al combinado ruso, que disfrutó de mayores espacios para sorprender a la contra. La insistencia, junto a la errática zaga griega, dio lugar al segundo gol en un saque de esquina, en el que Bulykin remató sólo y de plancha en el área pequeña.

Sin embargo, un nuevo error defensivo, esta vez en el área de Malafeev, permitió a Vryzas acortar distancias al borde del descanso.

Esta vez ni con Tsartas

No cambió el curso de los acontecimientos en la segunda mitad, ni tampoco hubo variaciones en el marcador. Ni siquiera la presencia de Tsartas –sustituto de Basinas en el minuto 42-, que otorgó algo más de temple en las filas griegas, fue suficiente para superar a una extra motivada selección rusa.

Y sin embargo, Sychev –que relevó a Bulykin- y Kirichenko lo siguieron dando todo por España... y por el herido honor patrio. Un joven conjunto ruso, con las maletas listas en la puerta del hotel, demostró durante noventa minutos, cuál es la verdadera medida de Grecia.