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Un equipo muy pequeño

Alguien se acordará ahora de aquellos cambios robotizados del partido de Grecia. Alguien se acordará ahora de haber dado por bueno el empate frente a una selección muy inferior. Alguien se acordará ahora de tantas y tantas cosas... Lo que no recordará ya nadie es esta Eurocopa de Portugal, un nuevo fracaso en el libro del fútbol español.

Quizá lo peor es que no quedan ni las clásicas excusas que tan bien nos venían en estas circunstancias. Ahora no hay árbitros a los que insultar, fallos a los que recurrir, largueros que no tendrían estar ahí. España abandona esta Eurocopa con un balance paupérrimo. La selección de Iñaki Sáez, renovado hasta 2006 días antes de que comenzara el campeonato, se va de Portugal con una victoria por la mínima, un empate y una derrota.

Abundando en las cifras, la selección que estaba llamada a ser la gran referencia de este 2004 maneja en esta primera fase apenas dos goles a favor y ha sido incapaz de hacer un tanto en el partido definitivo, contra ese equipo al que se arrolló en un amistoso hace unos meses. España se va de vacaciones bailada por Portugal, ninguneada por Grecia y acomplejada por Rusia, con una selección mecánica y sin definición, con un bloque de corte y sin ambición, con la cara de equipo pequeño. Se acabó la Euro de la peor forma. Y es que, como le dijo Noodles al bueno de Fat Moe en la gran "Érase una vez en América" se conoce a los perdedores desde la línea de salida.