Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Eurocopa 2004Un día en la Euro

España, en busca de la ilusión perdida

A unas horas del partido en el que España se juega el pase a cuartos de final de la Eurocopa ante Portugal (20.45), tanto el seleccionador nacional como los jugadores tratan de ahogar con soflamas optimista el ambiente derrotista que parece haberse instalado cual anticiclón sobre las Azores. Los portugueses contemplan con escepticismo a su equipo, un conjunto bien armado con jugadores excelentes que nunca ha ganado nada. Los españoles, mal que les pese a Iñaki Sáez y sus pupilos, vaticinan un nuevo fracaso, tan rotundo y habitual como los anteriores. Porque aunque avance, a trompicones pero avance, este equipo ya ha perdido la batalla de la ilusión.

BRUNO G. GALLO

Defiende Sáez, defienden los jugadores, con Raúl a la cabeza, que España tiene muchas posibilidades de clasificarse, que España aún no ha perdido un partido, que España va bien. Y probablemente tienen razón. Pero el fútbol es una membrana muy delgada que recubre dota de trascendencia a los patadones de 22 hombres a un balón. Los hechizos no saben de números, y nadie parece discutir que, una vez más, y en este caso incluso antes de lo habitual —aun antes de saber el resultado—, la ilusión se ha difuminado.

Así que no se juega España sólo la clasificación, sino sobre todo la capacidad para hacer soñar a su público. Lástima, porque lo más fácil es pasar de ronda. Con cuatro puntos, la selección española sólo tiene que ganar o empatar con Portugal para clasificarse a costa de los anfitriones. En contra tendrá un público gritón y el peso de la historia. A favor, un buen equipo y espléndidos jugadores. La cuestión es saber si recordarán como tejer la escarcha de magia que recubre los instantes de leyenda.

A la misma hora (20.45), en el Algarve, una Rusia deshauciada se enfrenta a Grecia. Los griegos, lanzados hacia el éxito a base de un juego correoso que se alimenta de los errores del rival más que de las filigranas propias, sólo necesitan ganar, empatar o no perder por más goles que España para clasificarse y hacer historia en un torneo en el que, hasta ahora, no habían ganado ni un partido.