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Eurocopa 2004 | Inglaterra 3 - Suiza 0

Dos del gordo Rooney

Inglaterra aburre ante una inexistente Suiza

eduardo torrico
<b>DOBLETE</b>. El primer gol de Rooney, que luego conseguiría otro, encarriló el triunfo de los ingleses ante Suiza.
reuters

Los partidos de Inglaterra son, de un tiempo a esta parte, como las películas de Woody Allen: nunca pasa nada y a uno le da la sensación de que, vista una, vistas todas. Da igual el rival que tenga enfrente, porque el guión es siempre el mismo y la acción transcurre entre el aburrimiento, en los momentos más brillantes, y el sopor absoluto, en los menos afortunados. Quienes hayan disfrutado en un pasado no demasiado lejano con el juego de la selección inglesa han de verse, a la fuerza, invadidos por un irreflenable sentimiento de nostalgia. Los ingleses tampoco ganaban nada antes (su último y único título se registró hace 38 años), pero los aficionados al menos disfrutaban con su generoso esfuerzo, con su entusiasmo y con su fútbol vertical. De eso ya no queda nada, más que los ramalazos de genio que puedan ofrecer de tarde en tarde Rooney o Lampard.

Es verdad que con Eriksson Inglaterra se ha convertido en un equipo difícil de batir, que es algo muy diferente a convertirse en un equipo ganador. Pero el precio pagado es demasiado alto. Los pross han perdido toda su identidad. Ni ellos mismos saben a lo que juegan ni hacia dónde van. También es cierto que no hay más cera que la que arde y que hace ya mucho tiempo que no sale una figura en las islas británicas. Pero una figura de las de verdad, no una de esas figuras encumbradas por un formidable aparato de mercadotecnia y que se convierten en líderes a la hora de vender camisetas, pero cuyo papel en el campo no pasa de secundario. Por ejemplo, Beckham. Por ejemplo, Owen. De Beckham se sabe que está en Portugal porque le hicieron una foto en calzoncillos mientras tomaba el sol y se rascaba sus partes nobles. Y porque falló un penalti contra Francia. La presencia de Owen, en cambio, aún no ha podido constatarse.

Lo único valioso que tiene esta Inglaterra es un adolescente llamado Rooney, que parece tener más testosterona en su organismo (de la endógena, que conste) que todos sus demás compañeros juntos. Cuando más negras pintan las cosas para Inglaterra, ahí aparece él para marcar goles, para encararse con el defensa de turno, para insuflar ánimos o para lo que haga falta. Ayer, El Gordo, como le llaman en su país, fue providencial ante una Suiza en coma que hubo de jugar, además, casi toda la segunda parte en inferioridad numérica.

Calor. Los helvéticos han interpretado mejor que nadie el eslogan de esta Eurocopa: Lo mejor está en el tiempo extra. Lo suyo es puro turismo. Y se comprende, porque habituados a los fríos invernales de su país estos calores son criminales. No se había cumplido ni un cuarto de hora y ya se estaban acercando a la banda, asfixiados, para refrescarse. Es problable que si la Eurocopa se celebrara en invierno sus posibilidades de éxito aumentarían considerablemente. Y si encima se jugaran los partidos sobre nieve en lugar de césped, mucho más. Pero, para su desgracia, no es el caso que nos ocupa.

En fin, el resumen del partido se hace rápidamente: en los primeros minutos Suiza crea algo de peligro en jugadas a balón parado (faltas, córners y hasta saques de banda), pero marca Rooney de cabeza a pase de Owen y Suiza se borrar del campo. Con la expulsión de Haas, todavía más fácil para Inglaterra: con los suizos deseando volver a la piscina del hotel, Rooney marca el segundo (gracias a la colaboración del portero Stiel) y Gerrard marca el tercero. Más que un partido de fútbol, un castigo.

EL DETALLE: Récord y entrada violenta

Rooney, de 18 años, se convirtió en el goleador más joven en la historia de la Eurocopa. La otra cara del partido la puso una fea entrada que le hizo al portero suizo Stiel.