Batalla campal en Albufeira

No hay tregua en Albufeira. El martes, la costera ciudad lusa volvió a vivir una madrugada violenta, con otra batalla campal que enfrentó esta vez a 200 hooligans y a un centenar de policías lusos. Total, 32 ingleses y un holandés detenido, y tres personas heridas: dos de ellas, hinchas golpeados; la otra, un policía que caminó sobre alguna de los dos millares de botellas rotas que amanecieron sobre Albufeira.

El saldo ha de sumarse a los 14 heridos y diez detenidos del lunes. Se escuchaba aún sudoroso a Manuel Jorge, capitán de la Guardia Nacional de Faro: "La cosas se pusieron agresivas y tuvimos que ser duros. Si no, no podíamos mantener el orden". No se acostumbran en Albufeira, antaño una bucólica ciudad de pescadores, a que holandeses, alemanes y británicos la hayan convertido en uno de sus destinos preferidos, para hacer turismo y para hacer vandalismo.

Este año, la Eurocopa ha convertido los hechos aislados de otros veranos en una catástrofe diaria aunque la UEFA, en una actitud que contrasta con sus pretensiones iniciales (dijo que en Portugal iban a ser más duros con los hooligans) quiera desmarcarse de la violencia. Según un portavoz, "para la UEFA, los incidentes no tienen nada que ver con la Eurocopa. Sólo revisaríamos nuestra posición si ocurre algo en un estadio de Portugal". Como si se jugara en Rusia.