Eurocopa 2004 | Rusia 0 - Portugal 2
Portugal continúa viva
La expulsión de Ovchinnikov allana su camino
Si España espera que el árbitro del domingo sea imparcial, está apañada. No tiene más que ver lo que le sucedió anoche a Rusia. En caso de duda, siempre a favor del equipo de casa. Los del pito lo llevan en los genes. Una decisión del noruego Hauge acabó con las escasas opciones que les quedaban a los rusos de seguir en la Eurocopa y prolongó la vida de Portugal.
Fue en el minuto 45, cuando el nefasto Aldonin (¡de dónde lo habrán sacado!) quiso retrasar para su portero y no se percató de que Pauleta estaba en tierra de nadie. Salió raudo de su área Ovchinnikov para evitar el estropicio, pero el delantero luso metió antes la puntera. El balón pegó en el pecho de Ovchinnikov y, rebotado, fue a su mano. Hubo cierta voluntariedad, a qué negarlo, pero no se puede expulsar a un jugador (y mucho menos, a un portero) por eso.
Si antes de ese lance todo había jugado a favor de obra de los anfitriones, gracias al tempranero gol de Maniche, a partir de ahí se acabó lo que se daba. Lo único de positivo para los rusos fue que, al tener que poner a otro portero, Yartsev prescindió de Aldonin. Si lo hubiera expulsado de la concentración, como hizo el día anterior con Mostovoi, es probable que Rusia no se hubiera convertido en la primera selección eliminada de la Eurocopa. Porque Portugal tampoco mejoró demasiado su imagen con relación al partido inaugural.
Variaciones. Scolari introdujo cuatro novedades y, salvo en lo concerniente a la anunciada presencia de Deco, sorprendió a tirios y troyanos. Prescindió de los dos laterales titulares, siguió con el doble pivote, se cargó a Rui Costa y mantuvo a Simao, que ha venido a esta Eurocopa de vacaciones. También dejó en el equipo a Maniche, que tenía todas las papeletas de ser uno de los chivos expiatorios de la derrota ante Grecia, pero no lo hizo. Y acertó, porque a los ocho minutos Maniche marcó el gol que abriría las puertas de la victoria, al recoger un servicio de Deco, revolverse en el área y disparar raso con la pierna derecha.
Por más que lo intentó en todo el primer tiempo, Portugal fue incapaz de crear más peligro. Hasta que llegó la jaimitada de Aldonin. En superioridad numérica, los anfitriones se sintieron más seguros y tuvieron alguna que otra ocasión para marcar, como un zurdazo de Valente, que Malafeev envió a córner; un disparo de Figo que el meta Malafeev tocó lo justo para mandarlo al poste izquierdo; un derechazo de Deco desde fuera del área que también fue repelido por el portero o un nuevo intento de Figo, poco antes de ser sustituido, que igualmente atajó Malafeev. Este resumen puede hacer pensar que el dominio de Portugal fue agobiante, pero en realidad era más fuego de artifi cio que otra cosa. A los de Scolari les falta contundencia ofensiva y así no van a ir a ningún sitio... salvo que los árbitros le sigan echando manitas.
Pese a tenerlo todo en contra, Rusia se resistía a arrojar la toalla. A la desesperada, buscaron cuando menos empatar el par tido. Kar yaka, sin duda alguna el mejor de su equipo, probó fortuna con un centro-chut en el minuto 53 y con un zapatazo en el 58 que fue repelido por los puños de Ricardo. Lo que pasó en lo que quedaba de partido apenas cuenta, incluido el gol de Rui Costa, a centro de Cristiano Ronaldo, que viene a ser una especie de bálsamo para el jugador del Milán. Lo culparon del desastre del último Mundial y tenía todas las trazas de que lo culparan aquí de una prematura eliminación.
EL DETALLE: UN RUSO SALTÓ AL CAMPO
Un espontáneo ruso saltó al césped para recriminar al árbitro la expulsión de Ovchinnikov. Recorrió medio campo sin que nadie lo parara. ¡Vaya seguridad!