En las áreas miró hacia otro lado

Lubos Michel cortó con autoridad, a veces excesiva, el juego duro que hubo en el partido, sobre todo por parte griega. Pero el árbitro eslovaco no tuvo el mismo cuidado en vigilar las faltas en las áreas. España lanzó 15 córners y los defensores griegos, en varios, agarraron descaradamente a los atacantes españoles, siempre con la astucia de hacerlo cuando el balón no se encontraba en esa zona. Y el partido acabó con un agarrón insistente de Vryzas a Baraja en el minuto 91, en una falta lanzada por Vicente, que el árbitro debió castigar como penalti. Pero una vez más decidió mirar para otro lado, poniéndose, como hacen casi todos los árbitros, de parte del equipo defensivo y marrullero.