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La historia de la eurocopa (17) | SUECIA-1992

Los invitados dieron la gran sorpresa

Francia nos impidió acudir a Suecia 92. Allí, la desaparecida Unión Soviética compareció como Confederación de Estados Independientes y las sanciones a Yugoslavia permitieron la participación de Dinamarca, inesperado triunfador.

Bernardo Salazar
<b>GANARON LOS TURISTAS, </b>Se encontraban de vacaciones cuando fueron convocados para suplir a Yugoslavia. Los daneses lograron un éxito inesperado hasta para ellos mismos.

Esta vez la cita era en Suecia. Durante la fase clasificatoria cayó el Muro de Berlín y Europa sufrió grandes movimientos político-sociales. La Unión Soviética y Yugoslavia, que habían obtenido la clasificación como campeones de su grupo, no pudieron concurrir. La primera cedió su puesto a un equipo formado por jugadores de los distintos estados en que se había fraccionado. La segunda, sancionada por la ONU a causa de sus conflictos étnicos, fue sustituida por Dinamarca, segunda en su grupo. Los daneses se encontraban ya de vacaciones y deprisa y corriendo fueron convocados por el seleccionador Möller Nielsen. A la cita no acudió su gran estrella Michael Laudrup, que acababa de ganar la Liga española con el Barça.

En el grupo primero de cuartofinalistas se produjeron las sorpresas iniciales. Francia e Inglaterra fueron eliminadas por Suecia, anfitriona del torneo, y Dinamarca, la invitada de última hora. Lo de Suecia era más explicable dado que le favorecía el ambiente, pero en el caso de los daneses nadie esperaba que fueran capaces de salir imbatidos frente a los ingleses y de vencer a Francia en el encuentro decisivo.

En el otro grupo se cumplió el pronóstico. La Holanda de Gullit y Van Basten derrotó a Alemania y ambas selecciones superaron a sus rivales para proclamarse semifinalistas. En Estocolmo se brindaba por el triunfo de los locales pero la fantasía de Hässler derrotó las ilusiones de Brolin. En Gotemburgo se esperaba la confirmación de los chicos de Rinus Michels. Al finalizar los 120 minutos de juego, prórroga incluida, un 2-2 sorprendente campeaba en el marcador. Los daneses habían sorprendido a los tulipanes, cuya defensa desguarnecida había favorecido los goles de Larsen ante un lento Ronald Koeman. En la tanda de penaltis sólo se falló uno. Paradójicamente fue Van Basten, el mejor cañonero de la época, quien estrelló su disparo en el cuerpo del guardameta Schmeichel. No fue mala suerte, sino desacierto. Los turistas daneses se encontraban en la final.

Nadie confiaba en el triunfo de Dinamarca frente al tradicional poderío de los alemanes. Inglaterra, Francia y Holanda habían caído, pero la fortuna no podía seguir sonriendo a unos bravos muchachos que no habían tenido una preparación específica para afrontar la dureza de un torneo tan exigente como una Eurocopa. De nuevo falló la cátedra. Los rubios vikingos sortearon animosamente todas las dificultades.

Cenicienta convertida en princesa

Les habían reunido una semana antes de comenzar el torneo, cuando todos ellos se encontraban de vacaciones. Se presentaron en la final sin presión ni temor alguno. Desarrollaron su juego con entusiasmo, fieles a un esquema táctico defensivo, pero con alegría en el contragolpe y de nuevo sorprendieron al adversario. Schmeichel en la puerta demostró una enorme categoría y en un contraataque marcó Jensen. Los alemanes desgastaron sus fuerzas sin conseguir equilibrar el marcador. Vilfort logró el gol de la tranquilidad, premio a un jugador cuya hija sufría una enfermedad terminal y que, después de cada partido, corría a acompañarla en su lecho del dolor. Dinamarca había dejado en la cuneta a todos los grandes favoritos. El bello sueño se había convertido en realidad.