Larsson e Ibrahimovic despedazan a Bulgaria

Bulgaria sigue haciendo honor a su condición de selección anárquica. En tiempos no demasiado lejanos, ese caos en el que le gustaba moverse le daba buenos resultados, pero ello se debía fundamentalmente a la calidad que atesoraban algunos de sus jugadores. La Bulgaria actual anda escasa de talento, y se nota. Quiso convertir su partido con Suecia en un correcalles y fue como un suicidio, porque los suecos son más rápidos, aguantan más y, encima, cuentan con un dúo atacante demoledor, el que forman el reaparecido Henrik Larsson y el díscolo Zlatan Ibrahimovic.

Larsson e Ibrahimovic se encontraron ayer con una defensa en línea lenta y descoordinada. Y, claro, causaron estragos en ella. Cada arrancada suya era una situación clara de gol. Metieron los suecos cinco (uno más que hace diez años en la final de consolación del Mundial de Estados Unidos), pero pudieron haber metido una docena de habérselo propuesto.

La aparente igualdad que registraba el duelo se rompió en el minuto 32, cuando Ljungberg remató una veloz arrancada de Ibrahimovic, que bordeaba el fuera de juego. Los búlgaros aguantaron el tipo hasta el descanso, pero luego les cayó un chaparrón en forma de goles. Y siempre de la misma manera. El segundo fue un cabezazo en plancha de Larsson a pase de Edman y el tercero, un empalme de Larsson a pase de Svensson. El cuarto, no. El cuarto fue distinto. El cuarto fue un penalti hecho por Kirilov a Ljungberg que transformó Ibrahimovic. Y el quinto ya ni contaba, pues Bulgaria se había borrado del partido hacía muchos minutos.

Una banda.

No deben sacarse conclusiones precipitadas en torno a Suecia, porque ayer no tuvo rival. Cinco goles no se marcan todos los días, pero no es menos cierto que una defensa como la búlgara es algo que tampoco abunda. El equipo de Plamen Markov al menos ayer hizo algo destacado: presentar su candidatura a la peor selección de la Eurocopa. Seguro que gana el premio.

El detalle: la noche espera a los suecos

Suecia levanta pasiones. Según una encuesta desvelada ayer, un 30% de la población sueca reconocía que un triunfo de su selección aumenta sus relaciones sexuales.