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Eurocopa 2004 | Grupo D - Holanda

La ‘Naranja Mecánica’ cumple mañana 30 años

A 15 días del Mundial no sabían cómo jugar

L. J. mOÑINO
<b>KLUIVERT Y LAS NARANJAS</b>. El delantero de Holanda posa delante de una fuente llena de naranjas.

Mañana cumple treinta años la Naranja Mecánica, aquella mítica selección holandesa que revolucionó el juego con su fútbol total, en el que todos jugaban de todo. Fue el 15 de junio de 1974 ante Uruguay cuando la historia empezó a reservarle un sitio al subcampeón, junto con la Hungría del 54, más recordado. Ése es su mayor logro, que pese a la derrota, caló en lo más hondo del fútbol mundial. "No tenemos un sistema de juego, tenemos varios y los aplicamos según las circunstancias de partido", explicaba Johan Cruyff a El Gráfico en una entrevista concedida en 1978.

Ese mejunje posicional que volvía locos a los espías de las otras selecciones que acudían a ver los entrenamientos de Rinus Michels no existía quince días antes de que diera comienzo el Mundial. Así lo escribía el propio Cruyff en un libro editado nada más finalizar el campeonato y que lleva por título Mundiales 74: "La primera verdad que proclamo es que no había en Holanda una selección nacional digna de este nombre, ni se había trabajado en ella, ni estaba fraguado el espíritu de equipo, ni ensayadas las tácticas de juego. El equipo era una entelequia, había que construir un armazón que nos permitiera por lo menos hacer un papel digno...".

Tampoco el ambiente interno ayudaba a formar un grupo unido, en una selección en la que la mitad de los jugadores pertenecía al Ajax y a la otra al Feyenoord. Ni los unos ni los otros se plegaban al modelo del eterno rival para aplicarlo en la selección. "Había exceso de culto al club del que procedían los jugadores y Michels lo resolvió invitándonos a explicar su táctica y después, el que no estuviera de acuerdo que se marchara".

El 15 de junio en Hannover saltaban al campo Jongbloed; Suurbier, Haan, Rijsbergen, Krol; Neeskens, Jansen, Van Hanegem; Rep, Cruyff y Rensenbrick. Holanda pasó por encima de los uruguayos y nació la Naranja Mecánica, un apodo tomado de la película dirigida por Stanley Kubrick en 1971, más por el impacto que supuso esa oda a la violencia que por el mensaje en sí. Una vez en marcha, ese equipo llegó a enloquecer a sus rivales. El argentino Perfumo, después de haber perdido por 4-0, tuvo la misma sensación que un ayudante del seleccionador sueco que rompió la libreta a los diez minutos de un entrenamiento porque no comprendía nada y sólo veía flechas que apuntaban en todas las direcciones: "En el campo no sabía quién era el 5, o el 10. Estaba desorientado, en medio de una tormenta de fútbol y lluvia en la que sólo veía camisetas naranjas que pasaban por mi lado a toda velocidad".