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Juan Manuel Gozalo

España necesita a Raúl

Tenemos un equipo majo, apañado, bien construido de acuerdo con los materiales de que disponemos y con recambios suficientes para no echar de menos a casi nadie. Pero es unánime en todos la impresión de la presencia imprescindible de Raúl González. Este año, al Ferrari -como lo definió Fernando Hierro-, le están fallando las bielas. En la segunda parte de la Liga, ese futbolista querido, admirado y legitimamente aplaudido por todos, sólo ha marcado dos goles, en San Mamés, y deambulaba por el campo con ese aire siempre generoso, siempre entregado, siempre dispuesto, pero sin ese trazo, esa chispa y esa capacidad de improvisación y sorpresa que le han hecho un grande entre los grandes.

A mí me da el pálpito que Raúl está triste, con cargas internas que le agobian, aunque tiene un carácter que le impide bajar los brazos; mira al frente, se mide en su grandeza deportiva y decide que aunque sea a base de comerse mil sapos, él es quien es y tiene que dar la imagen que de él se espera. Podrá fallar en lo que siempre le dio fama, el gol, pero nunca en la actitud, la decisión de estar, ayudar y pelear. Ése Raúl estará en Portugal, pero yo quiero, necesito y todos necesitamos, al Raúl libre, certero y sorprendente, ése al que sus compañeros consideran buque insignia. Si le encontramos en Portugal será una alegría y un suspiro de tranquilidad. Con Raúl en vena, cualquier sueño puede ser posible.