De Murphy a Valerón
Comenzó la Eurocopa que todos los que vivimos a ambos lados de la raya creíamos que iba a ser nuestra. La Eurocopa que se presumía ibérica se quedó a la mitad, apenas roja y con el verde de los vecinos empapado de lágrimas. La generación de oro portuguesa parece que va a quedar definitivamente como la generación perdida, con Figo en plan Faulkner y Rui Costa como Dos Passos. La generación indecisa española ha iniciado su camino para acabar con años de maldición.
Es sabido que Murphy, el de la ley, suele atacar de forma inmisericorde a aquellos campeones u organizadores que inician tal o cual competición. No iba a ser distinto esta vez con Portugal, pero la crueldad se cebó con la descompuesta selección de Scolari. Felipao, llevado por quién sabe que ideas, mandatos o conspiraciones de café prescindió de Deco y se estrelló con la vieja guardia. Grecia, sin comerlo, se encontró con la ventaja. Sin beberlo, con un penalti de Cristiano Ronaldo. Y un país entero, sin enterarse, se vino abajo para ignorar a unos héroes sin sueños.
La derrota de Figo y compañía pareció alertar a los españoles, tan dados a fallar en sus inicios de grandes competiciones. Si algo dejó claro el partido es que la selección tiene alma para escuchar abrazada el himno al estilo francés del 98-, paciencia para destrozar muros defensivos y un banquillo inconmensurable. En apenas tres minutos, Valerón marcó el gol de la victoria que se le negó a Morientes y Xabi Alonso dejó muestras de que, en este momento, es bastante más importante que Baraja en la medular. Entre el canario y el donostiarra se comieron a Rusia y desterraron fantasmas. Valerón, grande, dejó a Murphy en el estadio Do Dragao para felicidad española y desgracia portuguesa.