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Benítez, el de la lámpara

Mestalla nunca falla, pero Mestalla no ha vivido la explosión de júbilo de las dos últimas Ligas del Valencia. Dos de seis, en 92 años de historia, hacen de este equipo una escuadra mítica y de Rafa Benítez, aun con sus cosas, un técnico al que tendrán que hacer un monumento en la avenida de Suecia.

Anticipándose a todos los comentarios y cuando muchos de sus consejeros afilaban espadas negándole siempre crédito, fichajes y cualquier cosa que pasara por su despacho, el entrenador que más gloria ha dado al Valencia profetizó cuando su equipo aún andaba bastante detrás del Real Madrid: "Tengo las mismas vibraciones que cuando ganamos la Liga".

Retos de técnico, terapias de psicólogo dicen quienes lo conocen bien. Lejos de levantar voces y derramar lágrimas como la mayoría de sus consejeros, Benítez aprovechó cualquier circunstancia adversa para hacer piña con sus jugadores, para inyectarles la sangre en el ojo que necesita cualquier equipo campeón. Un grupo que se conoce de memoria y que apenas puede tener quejas de su jefe salvo una sinceridad que a veces puede ser dolorosa.

Incluso aquellos que al principio despotricaron contra él han sido partícipes de este título, del sexto del Valencia. Hombres descartados en agosto como Juan Sánchez, Xisco y, sobre todo, Mista han resultado fundamentales en este Valencia 2003-2004. Tanto como Aimar, Cañizares, Ayala o Vicente, quizá la gran consolidación del fútbol español esta temporada.

No es casualidad esta circunstancia, ahora que tanto se habla y se llevan las rotaciones. Metódico hasta la exasperación, el licenciado en Educación Física Rafael Benítez maneja junto a sus colaboradores un programa de ordenador con ocho videocámaras en Mestalla que escruta hasta la última variable de cada uno de sus jugadores en el terreno de juego.

Así, con preparación, entrenamiento, tenacidad y conocimiento es como Rafa Benítez ha conseguido un Valencia histórico, un equipo campeón, sin fisuras y con una mecánica de juego más o menos bella, pero prodigiosa. Un Valencia que ni siquiera es su equipo deseado. "Pedí un sofá y me trajeron una lámpara", acertó a decir sobre uno de sus fichajes. Una lámpara que, gracias al técnico, es campeona de Liga en el mes de mayo.