El mundo del fútbol se volcó en el emocionado adiós a Uría

El mundo del fútbol, con multitud de representantes en las más altas instancias, se ha volcado este viernes en Bilbao en el emocionado adiós tributado al presidente del Athletic Club, Javier Uría, con motivo de los funerales oficiados por su alma.

Cientos de personas abarrotaron la iglesia San Vicente Mártir y otros tantos aguardaron en el exterior, con temperaturas superiores a los cuarenta grados, durante el tiempo que duró el oficio religioso.

La familia del fallecido presidente del Athletic estuvo arropada, además de por allegados y amigos, por innumerables representantes del fútbol y el deporte, en general, así como por componentes de la vida política, social, cultural y financiera vasca.

Todos los estamentos del club bilbaíno estuvieron al completo, al igual que lo hizo la totalidad de la primera plantilla del Deportivo Alavés, así como numerosos jugadores y técnicos de la Real Sociedad.

Asistencia de dirigentes

Entre los dirigentes deportivos, asistieron el presidente de la Federación Española de Fútbol, Angel María Villar; los presidentes del Real Madrid, Florentino Pérez; FC Barcelona, Joan Laporta; Real Sociedad, José Luis Astiazarán; y Deportivo Alavés, Gonzalo Antón.

El Athletic, además de por los que forman parte de la actual estructura, estuvo representado por jugadores, entrenadores y presidentes del último medio siglo.

La representación política estuvo encabezada por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, a quien acompañaban, entre otros, el presidente del Parlamento Vasco, Juan María Aututxa, y la vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia.

También políticos

El director de deportes del Gobierno Vasco, José Ramón Garay, el presidente de la Fundación Euskadi, Miguel Madariaga, y el presidente de la empresa pelotari Asegarce, Pedro García, fueron otros de los dirigentes deportivos presentes en las exequias.

Javier Uría, fallecido el miércoles a los 41 años de edad, fue enterrado ayer en su localidad natal de Zeberio (Vizcaya), después de que sus restos recibieran el homenaje de cientos de ciudadanos durante la capilla ardiente que se instaló en la sede del club bilbaíno.