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Primera | Valencia 2 - Betis 0

Amunt Valencia

Fiesta por todo lo alto dentro y fuera de Mestalla, con otro golazo de Baraja y paradón de Palop a Casas en un penalti

Andrés Agulló
<b>DESPEDIDA A LO GRANDE</B>. El Valencia volvió a dar otra lección la noche en que Villar le entregó la Copa de la Liga, treinta y un años después.
j. navarro / m. ullúa

Sólo con ese arte que tiene Valencia se podía imaginar un fin de fiesta tan espectacular. La conmemoración de esta Liga fue tan grande como su temporada, porque el Valencia ha terminado por sacarle siete puntos al segundo. Pólvora y color, a partes iguales, para hacer de esta velada la más emotiva de las que ha vivido el viejo Mestalla. Fue una ceremonia solemne, para guardar en vídeo, y con clase, la misma que le puso este brillante equipo en su despedida oficial, que adornó su grandeza con esos pequeños detalles, como la presencia del socio número 1, el saque de honor de los campeones del 71, el brazalete de capitán que lució Angloma en su despedida oficial, su salida a hombros en el 79’, el recorte de Baraja, el penalti que le paró Palop a Casas...

Fue la fiesta del fútbol, sin más pretensión que la de desparramar sobre este campo el sentimiento contenido por esta afición durante tantos años por sentirse un peldaño por debajo de los grandes. Villar se encargó de recordar el éxito con la entrega de esta merecida Copa que miran desde la privilegiada atalaya. Otro recital de elegancia, de inteligencia de un bloque que tiene muchos años por delante de fútbol, porque ese centro del campo es el mejor de España.

El futuro del Valencia está asegurado con estos cuatro mosqueteros, que son cinco con Aimar, y que volvieron a darle la estocada a este Betis. Otra combinación entre Vicente y Baraja, iniciada por Pablito, acabó con otro espectacular golazo de este centro del campo, el más mortífero del campeonato, el que ha obrado el milagro de traer la Liga tantos años después. Sujetado por esa solvencia defensiva, a este Valencia le falta pista. Tiene pulmón para dar esos recitales físicos y para matar sin el dichoso 9. Es el espíritu ganador de este equipo el que gana los partidos. Un día es Rufete, otro Vicente, otro Angulo y muchos Baraja, ese jugador al que esta semana se le va a tocar el contrato. El centrocampista más completo de este torneo, que ha marcado los tiempos de reacción del Valencia y se ha convertido en el gran referente.

Mejor sprint. Un gol, en la recta final del primer tiempo, cuando el Betis ya estaba más fuera que dentro, animó de nuevo a la grada, que saltó como un resorte. De nuevo, ‘Amunt Valencia’, recuerdos para el Madrid, y esa alegría colectiva con el ‘Kily quédate’, en cuanto Benítez empezó a bailar el banquillo. El protagonismo para todos, aunque resultó Angloma el gran triunfador de la velada. Le faltó rematar su faena con un gol, pero como si lo hubiera logrado, porque volvió a subir la banda con esa electricidad de sus mejores años. Fue un meneo el que le dio, como el de todo el equipo, que metió de nuevo la quinta, ahogó la salida de Merino, Capi y cuantos verdiblancos se pusieron por el medio y empezó a presentarse delante de Gaspercic. Unas veces por la diabólica izquierda de Vicente, otras por las galopadas de la pantera Angloma y muchas más por esa facilidad con la que juegan Aimar y Baraja.

Pero en esta noche de emociones fuertes también tuvo su oportunidad Casas, que volvió a pisar un campo de fútbol después de tantos meses luchando por ver el final del túnel tras su terrorífica lesión. Pero la gloria se la robó Palop desde el punto de penalti. Porque las flores estaban preparadas para este Valencia, que dentro de este ambientazo permitió que Vicente, ese veloz extremo, lograra su primer gol de esta temporada y le diera a Camacho más argumentos para convocarlo..