Enrique Rojas, psiquiatra: "Entre los ultras hay psicópatas"

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Enrique Rojas, psiquiatra: "Entre los ultras hay psicópatas"

"Llevan al resto al despeñadero, son terribles, la violencia forma parte de su vivencia. Razonar con ellos es dar margaritas a los cerdos".

En los grupos "ultras" siempre hay "dos o tres psicópatas", de personalidad muy violenta, que "llevan al resto al despeñadero", según el psiquiatra Enrique Rojas, que considera al "Toro" Acuña un hombre "no muy equilibrado".

Rojas, por cuya consulta madrileña han pasado tres jóvenes "ultras", explicó que los psicópatas que lideran estos colectivos son "sujetos con personalidad muy violenta, que se enmascaran y se camuflan" en el grupo.

"Llevan al resto al despeñadero, son terribles, la violencia forma parte de su vivencia", subrayó el psiquiatra, para quien estos psicópatas presentan un perfil diferente al de una persona violenta.

"Normalmente un violento se siente mal" después de actuar erróneamente, incluso se suicida, pero en estos casos eso no se produce, dijo Rojas, que dibuja con tres rasgos la personalidad de estos individuos psicópatas: "Gran violencia, ausencia de sentimientos de culpa y cierto tono frío".

La frustración de los mejores

Los "ultras" que han acudido a su consulta lo han hecho arrastrados por sus padres porque ellos mismos no tienen "conciencia de trastorno, no sienten necesidad de ayuda", explicó.

Preguntado por la relación de causalidad entre violencia y fútbol, este catedrático de Psiquiatría considera que ambos fenómenos son "causa y efecto": "El fútbol se ha vuelto un deporte de masas donde se mueve mucho dinero y, al mismo tiempo, muchas pasiones; las expectativas que despiertan los equipos prácticamente nunca se cumplen".

"Esto provoca una frustración de los mejores", que se traduce en cambios de entrenador, en el fracaso de las expectativas de los aficionados, según Rojas, para quien todo ello "produce una reacción en espiral que da lugar a episodios de violencia muy grave".

Preguntado por la agresión del "Toro" Acuña a un aficionado en el partido Villarreal-Zaragoza, opinó que el jugador paraguayo "no es muy equilibrado".

Control policial y sanciones

Y explicó que actuaciones como las de Acuña "son reacciones en cortocircuito: acumulación de una tensión emocional fuerte que se asocia con una frustración -que el Zaragoza había descendido de categoría-, y el sujeto pierde el control de sí mismo".

En ese momento, añadió, "el gobierno de la personalidad pasa a manos de los instintos más primarios".

Pero, en el caso de Acuña, además de que "la conducta en muy mala, la conducta verbal es casi peor", con sus justificaciones posteriores a su acción, según Rojas.

"En tercer lugar, no pedir perdón al público indica que insiste en su fechoría, en su negatividad", añadió el psiquiatra.

Sobre la posibilidad de levantar nuevamente vallas de protección en los estadios, que separen a la grada del césped, Rojas sostuvo que "no son una solución", pues ofrecen "una sensación de represión metalizada alrededor del campo".

"Lo mejor es el control policial, en partidos de alto riesgo, y sanciones ejemplares", aseguró el psiquiatra, para quien intentar razonar con los "ultras" es como "darles margaritas a los cerdos".