Liga de Campeones | Liverpool 1 - Barcelona 3
Golpe en Anfield
El Barcelona goleó al Liverpool en el partido más importante de la era Rexach y se convirtió así en el coco de su grupo.
Si el Barcelona buscaba un golpe de efecto, anoche consiguió un mandoble. Se lo dio en pleno rostro al Liverpool, en Anfield, un escenario donde los pronósticos le eran adversos. Comenzó mal, con un gol en contra, y jugó un primer tiempo deplorable, pero tuvo el acierto que le faltó otras veces en la portería contraria. Marcó Kluivert, lo que entra en lo lógico, pero es que también lo hicieron Rochemback y Overmars, dos tipos no precisamente amigos del gol. Todo ocurrió para dibujar un partido extraño, que se saldó con la victoria más trascendente de la era Rexach.
Christanval, De Boer, Andersson... Un repaso a la alineación del Barça abría de inmediato una interrogante: ¿qué pretende Carles Rexach? Tras sopesar varias posibilidades, todo parecía conducir hacia una defensa con tres centrales y dos laterales con proyección ofensiva (Gabri y Coco). Sin embargo, Charly fue aún más sorprendente, suponiendo que esa figura exista: puso a Christanval en el lateral derecho y a Gabri por delante del francés. La banda derecha fue una nulidad en ataque y no tuvo demasiado trabajo defensivo.
Porque el otro costado ofrecía también grandes ventajas para el Liverpool. Mientras estuvo Luis Enrique, lesionado a los 14 minutos, formó con Coco un tándem que hizo que Murphy, Heskey y Owen se sintieran felices. Y no cambió mucho cuando entró Overmars, aunque el Barça ganó algo de profundidad. El equipo inglés no se metió atrás, como se presumía, aunque mantuvo sus precauciones defensivas. Pero presionó como de costumbre, con especial mención para McAllister, Gerrard, Smicer y Heskey, para buscar a Owen a la mínima oportunidad.
Lo encontró Smicer, con un pase entre Andersson y De Boer, despistados. El joven aspirante al Balón de Oro controló, se abrió a la derecha y desairó a Bonano con un toque suave cruzado. El paisaje no podía ser más negro para el Barça, que no encontraba a Xavi y veía rodar por el suelo a Rivaldo una y otra vez. Kluivert se mostraba estático. El árbitro, que le había puesto amarillo a una tarjeta que era roja para De Boer por agarrar a Heskey cuando encaraba portería (22'), le perdonó la segunda amarilla a Gabri por una entrada sobre Smicer.
Cocu salvó en la boca del gol, a los 40', un tiro de Heskey que The Kop ya cantaba como el 2-0. Y entonces la flor que Rexach cultiva desde tiempos del Dream Team reverdeció. Overmars cambió de izquierda a derecha y encontró a Rivaldo, que en un mal control dejó el balón a los pies de Kluivert, bordeando el offside. Derechazo del holandés y 1-1. Kluivert, que buscaba la revancha de su torpe penalti en abril, cuando la semifinal de la Copa UEFA, se vengó a su manera.
El Liverpool volvió del vestuario menos fogoso en la presión y Rexach contrarrestó con Rochemback en el lugar de Gabri. El brasileño, caótico y feroz, aportó empuje y encontró un golazo cuando el que se disponía a chutar era Rivaldo. Enmudeció el estadio, se infartaron los que habían apostado cualquier cosa (¿quién iba a acertar con un gol de Rochemback?) y surgió, majestuosa, la figura de Xavi. Había dicho que Anfield es un sitio para doctorarse en fútbol, y lo hizo. Tocó, abrió el juego, hizo la pausa, recuperó, y un pase suyo a Overmars para el 1-3 fue su firma en el diploma. El Barça ganó en Liverpool. Contra pronóstico. Hagan juego.