Blanco hizo perder 800 millones a sus colegas

Si lo sabe Hierro, igual no se quita de la barrera. El gol de falta con el que el mexicano del Valladolid Cuauhtémoc Blanco empató en el Santiago Bernabéu vale más de 800 millones de pesetas. Por culpa de este tanto, la plantilla blanquivioleta fallaba el único resultado de una quiniela de quince en la que un solo acertante (con un boleto sellado en La Orotava, Tenerife) se ha llevado este fin de semana la friolera de 1.028 millones. Antes de viajar a Madrid, los jugadores vallisoletanos habían puesto a su partido contra el equipo blanco... ¡un uno!

Aunque eso de los jugadores habría que singularizarlo. El encargado de rellenar el boleto de esa semana (hacer una quiniela es costumbre cada jornada entre los jugadores y algunos técnicos de la plantilla del Valladolid) fue Albano Bizzarri. Y la verdad es que el meta argentino no tiene, al parecer, ninguna culpa del error. Según revelaba ayer uno de los miembros de la plantilla, "siempre se pone en la quiniela que el Valladolid pierde. Así, si ganamos nos llevamos la alegría, y si perdemos y nos toca, aliviamos un poco las penas por la derrota". Quien no se consuela es porque no quiere.

Al final, el vestuario del Nuevo Zorrilla se queda con trece (más de cuatro millones) y un inutilizado pleno al quince. Según informa desde Valladolid José Ignacio Tornadijo, los 34 que contribuyeron a sufragar el boleto se llevarán un pellizco de 200.000 pesetas cada uno, pero podrían haber sido casi 30 millones entre la apuesta de quince, las de catorce, trece, doce y once que conlleva acertar el pleno de una quiniela con múltiples (triples y dobles) como la que hizo la plantilla. Más que pellizco, un buen trozo de tarta para jugadores (y, sobre todo, técnicos y médicos) que no están entre las fichas más altas de Primera.

Más quinielas, pero...

A pesar de la decepción (o la alegría de lograr el empate en el Bernabéu, por qué no) la plantilla del Valladolid seguirá haciendo quinielas, aseguran desde dentro, mucho tiempo más. Eso sí, quizá el próximo encargado de rellenarla llegue a un acuerdo con los demás para cambiar el hábito de colocarse en la casilla de los perdedores. Porque ni un gol que decida la Liga de Campeones vale tanto dinero en efectivo.