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SEVILLA

Manda el vídeo a su federación

Nerviosismo, inquietud, preocupación... Ése el estado anímico que se respira en el cuartel general del Sevilla instalado en Isla Canela.

Actualizado a

La agresión de Prieto al árbitro auxiliar que dirigió el encuentro del pasado viernes en la localidad portuguesa de Vila Real de Santo Antonio tiene en alerta a técnicos y dirigentes sevillistas, afectados por la imagen que ha ofrecido el club y por la importante sanción que la UEFA podría imponer al capitán.

Y no es para menos, porque el panorama que se presenta es complicado. Ayer se pudo conocer que el colegiado agredido, Sergio Lacroix, ha modificado la denuncia para acusar de la agresión al verdadero autor, Prieto, y no Antonio Alvarez, como les hicieron creer. En esa ampliación ha incluido las imágenes ofrecidas por Antena 3 TV y los recortes de prensa. Asimismo, envió un anexo a la Federación Portuguesa para aclarar todo.

La semana próxima, el Consejo sevillista abrirá un expediente disciplinario para adoptar medidas sancionadoras a las personas vinculadas con este desagradable acontecimiento. Sin embargo, lo que más preocupa es el destino que tomará el acta de los colegiados y el papel que desempeñará el colegio de árbitros lusos y la Federación Portuguesa, y si llegará hasta la UEFA.

La sombra de una posible importante sanción al jugador crece, hasta el punto que el equipo estudia ya la posibilidad de fichar un nuevo central, debido a que Loren II no parece estar en los planes del técnico.

El asistente agredido estuvo ayer dialogando con Joaquín Caparrós, el delegado, Cristóbal Soria, y el consejero Augusto Lahore para hacerles ver el daño moral que le habían hecho. Lo que más le molestó a Lacroix es que el jugador se marchara del estadio sin pedir perdón: "En nueve años de profesional nunca me pasó nada parecido. Vi las disculpas de Caparrós por la televisión. Me ha pedido perdón, pero esas disculpas llegan muy tarde".

Ni Prieto, ni Olivera y Antonio Alvarez, los tres presuntamente implicados en la agresión, se quedaron en el Hotel de concentración. Una prueba del temor que invade al Sevilla en este caso.