Animales

En Nueva Zelanda confunden un montón de percebes con un monstruo gigante

Lo han llamado el 'Monstruo de Muriwai'. Contrastes culturales, abrid paso que viene el padre de todos vosotros

Melissa Doubleday - Facebook

Lo que para algunos puede ser una bendición -y que se lo pregunten a los percebeiros- para otros puede ser algo abominable. En la playa de Muriwai, al oeste de la ciudad de Auckland, en Nueva Zelanda, apareció hace unos días una enorme masa compuesta por conchas de las que salían "pequeños gusanos".

O al menos así lo describieron los locales, porque en realidad eran un montón de percebes pegados a un trozo de madera enorme que a más de un español le habría hecho frotarse las manos y buscar una cacerola para ponerlos a hervir.

Melissa Doubleday - Facebook

Las imágenes que dieron la voz de alarma entre los neozelandeses las comenzó a difundir por Facebook una vecina de la zona llamada Melissa Doubleday el pasado 9 de diciembre. Junto a ellas, la joven preguntaba a sus amigos en la red social si sabían qué era eso que había aparecido en la playa.

La llegada fortuita de este montón de percebes, que en España y Portugal son un joya gastronómica de un precio bastante alto, ha ocasionado un halo de estupor en el país, donde han llegado a bautizar a la acumulación de crustáceos como 'el Monstruo de Muriwai' o llegar a compararlo con un alien. Y lo cierto es que al verlos de cerca daban un poco de cosa.

"Al principio pensé que era una especie de ballena en descomposición", dijo al medio local Stuff Doubleday, desconocedora de que lo que realmente tenía delante de sus ojos.

Este mismo medio ha preguntado a la Sociedad de Ciencias Marinas de Nueva Zelanda donde han confirmado que estos bichos que tanta repulsión han causado a sus paisanos son, efectivamente, percebes. Aunque no de la misma especie que los que se cotizan en la costa atlántica de la península ibérica. Los que han llegado a la playa de Muriwai son anatifas o pies de cabra, un género de percebe perteneciente a la misma orden que los que se consumen (cuyo nombre científico es pollicipes pollicipes) y de los que no se encuentra ninguna referencia gastronómica.

No sabemos si algún español que esté por la zona se ha atrevido a probar los que llegaron a la playa, que como sus primos ibéricos se aferran a cualquier superficie como si fueran cemento. Pero si ahora está leyendo esto algún residente en Nueva Zelanda conocedor de las proezas para el paladar de los percebes, lo mejor es que no se acerque ya a la zona, porque según informa Science Alert los crustáceos murieron al día siguiente y comenzaron a pudrirse.