Deportividad

La cesión del título al Chapecoense y otros 6 gestos de máxima deportividad

El Nacional cede la Copa a los brasileños. Repasamos otros casos en los que el deporte fue más que deporte

Fernando Bizerra Jr.

Este martes el mundo se ha despertado conociendo la tragedia del Chapecoense. El avión en el que viajaba el club brasileño se ha estrellado en Colombia cuando viajaba para disputar la final de la Copa Sudamericana, dejando un total de 71 muertos confirmados, entre los que se encontraban la mayoría de sus jugadores.

Ante la tragedia, el equipo que iba a ser su rival en la final, el Atlético Nacional de Medellín, ha pedido a la Conmebol que ceda el título de campeón y el dinero por ganar el título al equipo brasileño. Una decisión que se une a la larga lista de gestos de deportividad con los que el mundo del deporte ha reaccionado muchas veces ante situaciones inesperadas, tragedias o como ejemplo de fair play, dejando a un lado la competición para ayudar a un rival necesitado. Aquí van otras veces en las que el deporte sacó lo mejor del ser humano.

Luz Long y Jesse Owens

Jesse Owens pasó a la historia como el hombre negro que batió todos los récords en la Olimpiadas de Berlín del 36, organizadas bajo el régimen nazi. Se ha escrito mucho sobre si su presencia fue incómoda o no para Adolf Hitler, pero antes de hacer historia, Owens necesitó de la ayuda inesperada de un rival alemán.

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Durante la clasificación para la final de salto de longitud Owens registró dos intentos nulos, quedando al borde de la eliminación. Entonces, Luz Long, alemán y récord de Europa en aquellos años, se acercó a Owens y le aconsejó para medir mejor su carrera. Owens avanzó a la final, consiguió el oro, mientras el alemán se quedó con la plata.

Ayrton Senna y Érik Comas

Ayrton Senna pasó a la historia como, quizá, el mejor piloto de Fórmula 1 de la historia por su legado en la pista. Su fallecimiento en carrera agrandó su leyenda y también la detuvo sin que se supiera cuántas carreras más podría haber ganado. Sin embargo, el brasileño también dejó una escena en la que se jugó su vida para salvar a otro piloto.

Era el 28 de agosto de 1992, en la sesión de calificación del circuito de Spa-Francorchamps, en Bélgica. El coche de Comas sufrió un accidente en el cual quedó atrapado en su coche, inconsciente y con el pie apretando el acelerador. Senna fue el primero en acudir a su rescate, apagando el motor y evitando que se prendiera fuero al subir revoluciones.

Abbey D'Agostino y Nikki Hamblinn en los JJOO de Río

Fue el gesto que más emocionó este verano en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. La atleta estadounidense Abbey D'Agostino y la neozelandesa Nikki Hamblin se encontraban compitiendo en los 5.000 metros cuando, tras pasar los 3.000, ambas chocaron y cayeron al suelo. La neozelandesa quedó tendida en el suelo y la estadounidense, en lugar de aprovechar para seguir corriendo e intentar ganar, paró para ayudar a su rival.

D'Agostino le animó a terminar la carrera juntas, pero ella también se sentía la dolorida. Entonces Hamblin le devolvió la ayuda. Juntas, consiguieron terminar los dos kilómetros que les quedaban, una decisión un tanto polémica pero que fue todo un ejemplo de deportividad.

El gesto de Di Canio contra el Everton

Paulo Di Canio puede que sea uno de los jugadores más controvertidos del fútbol reciente. Sin embargo, en un partido cuando militaba con el West Ham contra el Everton, dejó una imagen que para muchos es la definición del fair play. Era el año 2001, y en un lance del juego el portero rival cayó al suelo. El delantero italiano tenía todo para marcar, pero decidió coger el balón con la mano y hacer notar al árbitro lo que estaba pasando.

Iván Fernández Anaya y Abel Mutai

El 2 de diciembre de 2012, el atleta vitoriano de 24 años Iván Fernández Anaya no quiso ganar el cross de Burlada, en Navarra. Cuando iba segundo, a una distancia considerable del primero, el keniano Abel Mutai (medallista de bronce en los 3.000 metros obstáculos de los Juegos Olímpicos de Londres), éste se equivocaba de línea de meta y se paraba a poco más de 10 metros de la pancarta. Cuando Fernández Anaya le alcanzó, en vez de intentar superarlo, le indicó dónde se encontraba la meta para que así pudiese llegar y hacerse con el primer puesto.

"Él era el justo vencedor. Desde que vi que se paraba sabía que no iba a pasarle", dijo después. Un gesto que nos recuerda que por encima de cualquier victoria está la humanidad.

Miguel Induráin, generoso en varias etapas

Siempre se ha comentado que el ganador de cinco Tours de Francia consecutivos (de 1991 a 1995) y del Giro de Italia en dos ocasiones consecutivas (1992 y 1993) era muy generoso con sus compañeros. En varias ocasiones llegaba el primero a las cimas francesas y después aminoraba el ritmo para permitirle la victoria a su rival.

Uno de los actos de mayor generosidad del navarro tuvo lugar en la etapa de Hautacam del Tour de Francia en 1994, en la que antes de llegar a meta no aceleró,dejando que ganase Luc Leblanc.