¡A bailar!
El origen caribeño de los muñecos inflables bailongos que ves en los campos de fútbol
Los has visto en mil sitios. Tienen ya más de veinte años y una ligazón con la cultura caribeña (solo así podrían ser tan alegres)
En los últimos años los has visto en todas partes. Los muñecos hinchables bailarines que se mueven, caen, vuelven a subir, se vuelven a caer y lo hacen todo con una ridícula y graciosa sonrisa se han colado en centenares de estadios, centros comerciales y todo tipo de eventos que te puedas imaginar.
Su fórmula del éxito es sencilla: hacen mucha gracia. Porque si un partido está aburrido siempre puedes girar la vista para ver qué rumbo lleva el hombrecillo bailongo que te ha hecho sacar una sonrisa nada más entrar al estadio.
Los Tall Boys, bailarines inflables, hombres-tubo, AirDancers, SkyDancers o de las decenas de formas que se les conoce tienen sin embargo un origen mucho más remoto. Fueron ideados originalmente para la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 por Peter Minshall, un artista de los carnavales de Trinidad y Tobago de reconocido prestigio y Doron Gazit, un diseñador israelí.
Su historia fue recopilada hace unos meses en este vídeo del canal de Youtube Great Big Story, que ha vuelto a sumar reproducciones en los últimos días hasta acercarse al millón después de que volviera a recuperarse por redes gracias a portales como The Awesomer.
Según se cuenta brevemente en el vídeo y de forma más extendida en este artículo en ReForm, Minshall recibió el encargo de diseñar la ceremonia de inauguración y buscando referencias en sus orígenes caribeños pensó en un hombre de gran tamaño que bailara y se moviera de la misma forma que sus compatriotas. Le salió algo un poco más exagerado (en concreto unas figuras de casi 20 metros) que no pasaron desapercibidas.
Pero la edad de oro de los hombres-tubo llegaría años más tarde, alrededor de 2010, cuando comenzamos a verlos en multitud de eventos deportivos como la Super Bowl o los partidos de la Champions. De hecho, su auge ha sido tal que algunas ciudades de Estados Unidos han llegado a prohibirlos al considerar que empobrecían su estética visual.
Durante todo este tiempo el uso y la propiedad de estos bailarines hinchables ha dado muchas vueltas. Doron Gazit los patentó en 2001, lo que creó ciertas discusiones sobre su autoría con respecto a Minshall. Gazit, que habló con ReForm dice que fue de Minshall la idea original, pero que es él quien diseñó todo el sistema de tubos e inflado.
Sea de la forma que fuera, los bailarines inflables han llegado hasta nosotros para hacernos la vida más feliz. Y además sus movimientos se pueden aplicar a mil situaciones distintas, como resume a la perfección este gag de Padre de Familia en el que los parodian:
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