SPEED EATING

Sin palabras: nuevo récord del mundo de engullir perritos calientes en 10 minutos

Coincidiendo con la celebración del Día de la Independencia en EEUU tuvo lugar una competición en Coney Island, The Nathan's Hot Dog Eating Contest, que explora los límites de la razón humana.

ANDREW KELLY

Una realidad lejana, muy lejana, a nuestra dieta mediterránea es la que acontece en EEUU incluso en los tiempos del coronavirus. Cuna de la comida rápida y probablemente bien denominada basura, el país que vive en un show permanente es también el origen de lo que algunos han denominado como deporte extremo: el speed eating. O lo que es lo mismo, comer ingentes cantidades de lo que sea en un tiempo determinado.

Sin entrar a valorar si comerse 75 perritos calientes en 10 minutos, nuevo récord del mundo, pueda considerarse siquiera un deporte, esta disciplina, por denominarla de alguna manera, sigue ganando adeptos en EEUU y está plenamente asentada, como demuestra la existencia de programas como 'Man vs. Food' (en España, 'Crónicas Carnívoras') o el hecho de que exista la International Federation of Competitive Eating (MLE), cuyo ranking lidera Joey Chestnut.

Precisamente Chestnut, en categoría masculina, que superó su anterior récord que databa de 2018 con 74 hot dogs, y Miki Sudo, que en categoría femenina batió también la mejor marca histórica con 48,5, se han coronado con el cinturón que les acredita como vencedores del concurso más famoso de la disciplina, que organiza una conocida cadena de comida rápida en Coney Island (Nueva York) cada 4 de julio, día de la Independencia y oda al perrito caliente y a la sinrazón.

The Nathan's Hot Dog Eating Contest

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Y si alguien se pregunta por casualidad si la competición fue reñida tanto en categoría masculina como en femenina la respues es no. Darron Breeden, segundo en discordia por detrás de Chestnut, logró engullir 'solo' 42 perritos calientes, mientras que Larrel Marie Mele ingirió 18. Ambos, registros muy discretos si se comparan con el de los vencedores, que tiene un estómago a prueba de bombas.