PSICOLOGÍA

Miedo a volar: ¿qué hacemos este verano?

Antes de la pandemia, un 25% de la población tenía miedo a viajar en avión; la situación ha derivado en pánico, fobias, e inseguridad. Hacer ejercicios de visualización y pedir ayuda es la clave.

Pedro Puente Hoyos

El miedo a volar antes de la pandemia sólo tenía un motivo, el avión, esa incertidumbre ahora se ha multiplicado y además del miedo a volar se le añade el miedo a contagiarse, a no saber si quien está a nuestro lado nos puede contagiar o nosotros mismos podemos ser un vector.

Aída Rubio, psicóloga sanitaria y coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat, nos cuenta a Deporte y Vida cómo está la situación ahora con el pánico que podemos llegar a sentir a la hora de pensar en coger un avión.

"Tratar la ansiedad ante un vuelo y perderle el miedo a los aviones ha sido un objeto de estudio de la psicología desde hace mucho tiempo. Aunque las estadísticas indican que el avión es el transporte más seguro que existe, muchísimas personas tienen miedo a volar. Antes de la pandemia, un 25% de la población tenía miedo a viajar en avión, aunque en la mayoría de los casos se limitaba a una inquietud puntual y a cierta desconfianza".

"Pero cuando experimentamos una ansiedad exacerbada, lo cual venimos observando en gran porcentaje de la población estos meses tan duros que hemos pasado, nos volvemos más vulnerables a desarrollar nuevos miedos o a empeorar los previos. Esto se debe a que la ansiedad se expresa de diferentes maneras, como ataques de pánico, obsesiones o fobias, que incluso pueden convivir al mismo tiempo o ir fluctuando de unas a otras. El miedo a volar puede estar muy relacionado en esta situación con un miedo latente a salir de casa y alejarnos de nuestro entorno seguro, miedo a no controlar la situación o miedo a contagiarnos. En este caso, el miedo a volar sería la expresión visible de miedos más profundos. Por tanto hay que ir a la raíz de la cuestión, ¿qué es lo que de verdad temes?

¿Cómo se supera el miedo al contagio en un avión?

Una forma muy efectiva de superar los miedos es exponerse a ellos, pero de una manera gradual que no genere un malestar muy intenso, sino que idealmente provoque cierta ansiedad que vaya disminuyendo a lo largo del tiempo en que permanecemos frente a frente con aquello que nos genera miedo.

Debemos por tanto exponernos primero a situaciones relacionadas con nuestro miedo que nos generen menor malestar para finalmente poder subir a un avión sin sentir que el miedo nos controla. Por ejemplo, si sentimos en general miedo al contagio y estamos evitando ciertas situaciones de exposición social, podemos hacer una lista de cuáles serían y ordenarlas de menos a más problemáticas (ir al supermercado, tomar algo en una terraza, entrar en una cafetería cerrada, permanecer por más de una hora en un lugar con gente, o por más de dos... y finalmente subir a un avión). Incluso si lo necesitamos, podemos primero exponernos en nuestra imaginación para luego hacerlo en la realidad.

Esta aproximación gradual al objetivo nos ayudará a ver que somos capaces de afrontar nuestros miedos y manejar nuestras emociones, y nos hará poner a prueba nuestras ideas irracionales, como que nos contagiaremos en cuanto entremos en contacto con la gente o toquemos ciertos elementos del avión. Por supuesto, conocer técnicas de respiración y relajación y tener un pensamiento ordenado, positivo y confiado en nuestras habilidades, nos ayudará a manejar exitosamente estas exposiciones.

También lo hará el exponernos a la situación de vuelo primero en nuestra imaginación y con todo lujo de detalles, antes de hacerlo en la realidad. Por eso es altamente recomendable hacer estas técnicas con ayuda de un psicólogo que nos entrene en ellas y controle si los niveles de ansiedad que vamos experimentando son los adecuados para nuestra salud.

¿Qué ejercicios debemos tener en mente para practicar antes de coger un avión?

Podemos aplicar una serie de tácticas que nos ayudarán a reducir nuestra ansiedad a la hora de coger un avión:

La exposición, como hemos dicho, va a ser clave. Así que lo ideal es que en los días previos al vuelo hagamos unos ensayos en nuestra imaginación (y si es posible en la realidad) con todas las situaciones relacionadas con el vuelo que nos puedan generar ansiedad, desde imprimir los billetes, a hacer la maleta, ir al aeropuerto o coger el avión. Esto nos ayudará a familiarizarnos con el proceso y el entorno, saber de antemano qué problemas podremos encontrarnos y en qué momentos podremos sentirnos más vulnerables, y así podremos pensar posibles soluciones alternativas para cada circunstancia.

Tener preparado todo lo necesario para el viaje con suficiente antelación aumentará nuestra sensación de control sobre la situación y evitará posibles sorpresas de última hora, prisas y más alicientes para nuestro estrés. Esto también nos permitirá dejar espacio para los necesarios momentos de descanso que ayudan a rebajar la ansiedad, tanto si hablamos de horas de sueño como de momentos agradables de ocio.

Planificar el mismo día de vuelo, los tiempos necesarios para traslados y facturación, el medio de transporte que requeriremos, etc., igualmente aumentará nuestra confianza en nuestro propio manejo de la situación.

Los días previos es bueno que regularmente practiquemos ejercicios de relajación, que nos van a ayudar antes, durante y después de afrontar el vuelo.

Combatir nuestros pensamientos irracionales con datos contrastados y reales nos ayudará a llevar al viaje una visión más ajustada. Tener unas pequeñas nociones sobre cómo funciona un avión, por qué puede volar, qué son las turbulencias, etc. nos ayudará a comprender que no se deja nada al azar y que hay miles de profesionales implicados. Todo está probado y verificado mil veces. Igualmente, es altamente recomendable tener información fidedigna del Covid 19 y de las medidas de higiene que se están llevando a cabo para evitar contagios en aeropuertos y aviones.

Durante el viaje puede venirnos bien llevar un libro, música, películas, crucigramas... todo aquello que nos ayude a focalizar nuestra atención y evitar que nuestro pensamiento se enganche en un círculo vicioso de pensamientos negativos. Recuerda que la realidad es lo que tienes frente a tus sentidos, y no aquellos derroteros a los que tu mente puede querer llevarte.

Por último y muy importante, evita antes y durante el vuelo las bebidas alcohólicas y las estimulantes como el café.

¿El miedo al contagio superará al miedo a un accidente?

Es difícil dar una respuesta concreta a esto, ya que no hemos vivido una situación igual previamente. Pero es de esperar que siga habiendo un gran aumento del miedo al contagio y quizás, por lo menos, se equipare al miedo a tener un accidente en próximos meses, ya que es un tema que está a flor de piel.

En TherapyChat, así como en otras clínicas y gabinetes, hay actualmente muchos pacientes que por la situación requieren de ayuda para manejar sus miedos e, incluso, hipocondrías. Estamos hablando de un aumento muy importante con respecto a lo que había previo a la situación de pandemia. Los grandes eventos negativos a nivel de población dejan grandes huellas psicológicas, y éstas permanecen durante largo tiempo. Muchas personas lo están viviendo de manera traumática lo que da pie al aumento del porcentaje de miedos y fobias a la enfermedad y al contagio. Cuanto más perdure esta situación y menor control tengamos sobre la misma, mayores serán los efectos negativos en nuestra salud mental y más intensos y extendidos estarán estos miedos en la población.

¿Cómo intentar que nuestros hijos, o pareja, no perciban nuestro miedo?

Ante todo, efectivamente es bueno no transmitir nuestros miedos a nuestros hijos, ya que gran parte de las fobias se adquieren por aprendizaje de lo que vemos en el entorno familiar, no tanto como de experiencias traumáticas, al contrario de lo que mucha gente piensa. Sin embargo, nuestra pareja sí puede ayudarnos y es bueno apoyarnos en ella, expresarnos y compartir nuestros miedos. Tanto su apoyo emocional como la perspectiva racional de la situación que nos pueden aportar, seguro que nos serán positivos.

Para intentar no trasladar a nuestros hijos nuestras ansiedades, podemos apoyarnos en técnicas de relajación parar preservar la calma. Los niños son muy perceptivos a los estados emocionales de otros y si ellos no interpretan como amenazante una situación pero nosotros sí, entenderá que tiene que tener miedo a esa situación. Aunque tengamos miedo y debamos protegerles, no caigamos en sobre protegerles. Y si nuestros hijos tienen preguntas sobre la COVID-19, o sobre el hecho de volar, y no nos vemos capaces de transmitirle seguridad, no es malo pedir ayuda a otra persona de confianza para que se las resuelva mientras nosotros permanecemos junto a ellos.