SALUD

Los 4 ultraprocesados que te pueden matar

El consumo excesivo y frecuente de los aceites vegetales refinados, el azúcar añadido, la sal y las harinas refinadas es un peligro para la salud.

La ciencia ha demostrado que alimentación es básica para una vida saludable. Comer bien es vivir bien y alargar la vida. Comer mal es perjudicar al organismo a varios niveles. Pero hay unos riesgos mayores que otros. Entre los enemigos de la salud están los ultraprocesados, que en algunos casos pueden llegar a ser elementos que favorezcan la mortalidad. Y de entre todos ellos, hay cuatro que son los más peligrosos cuando se consumen en exceso: Los aceites vegetales refinados, las harinas refinadas, el azúcar añadidos y la sal.

Los aceites vegetales refinados pueden provocar cáncer

Los aceites de semillas (colza, girasol, cártamo, salvado de arroz, semilla de uva y maíz), los de legumbres (soja y maní) y la mayoría de los aceites de frutos secos son los primeros agentes de riesgo de esta lista de asesinos. Aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y disparan los números para sufrir algunos tipos de cáncer. Los problemas comienzan con el desigual balance de componentes omega 3 / omega 6 derivado del alto consumo de aceites refinados. Estos ácidos grasos no pueden ser sintetizados por el ser humano y ahí comienzan los problemas porque en estos productos no están equilibrados.

El nutricionista Carlos Ríos explica en el libro 'Come comida real' que el primer paso de riesgo es la elevación de la inflamación crónica al grado cero al aumentar del nivel de moléculas con actividad inflamatoria y de células del sistema inmunitario. Una suerte de anestesia se extiende por el cuerpo, que no sufre dolor y se desactiva las alarmas de peligro.

Entonces es cuando empieza a trabajar el enemigo ultraprocesado. Los efectos que producen sus componentes actúan sobre el ADN con su efecto prooxidante. El efecto es dañino y al continuar con el consumo de estos productos se multiplica el riesgo de sobrepeso y obesidad, factores que multiplican el riesgo de ciertos tipos de cáncer como el de mama, páncreas o próstata. La artitritis, el cáncer de piel o la depresión también acompañan los riesgos por la inflamación y a esto se añaden la grasas trans que suman el riesgo de enfermedades cardiovasculares. De esta manera, el elevado consumo de estos aceites vegetales refinados aumenta la probabilidad de sufrir enfermedades letales.

El azúcar añadido y las enfermedades cardiovasculares

Se sabe que los azúcares añadidos incorporan calorías al organismo y escaso valor nutricional, pero los científicos han puesto últimamente el ojo en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, la principal causa de muerte en la población española. Estos azúcares que se encuentran de manera artificial en los productos de alimentación como cereales, yogures y refrescos. Son parte habitual de la oferta de comidas en bares, restaurantes y lugares de ocio. También son una tentación por su sensación agradable en el paladar, así que resulta difícil resistirse.

¿Cuánto azúcar añadido se puede ingerir sin que sea un riesgo? La Organización Mundial de la Salud limita a un 10% del valor calórico total de la dieta en forma de azúcares. Esa es la frontera saludable. Y hay que tener cuidado porque el paso al peligro está cerca. Un estudio de la Journal of the American Medical Association: Internal Medicine ha revelado que el riesgo de aquellos que consumen un 21 % o más de su calorías del azúcar añadido tienen más de un 50 % de riesgo de morir de enfermedad cardiovascular respecto a los que cumplen con la recomendación de la OMS.

Los riesgos no acaban ahí. Una investigación ha relacionado desde hace una década el consumo de bebidas azucaradas por parte de las embarazadas con el incremento del peso de los hijos al nacer. Además, el consumo se asocia con el riesgo de sobrepeso o la hiperucemia, un cóctel de riesgo aderezado con la amenaza cardiovascular. Incluso la American Heart Association ha advertido sobre los peligros en los niños del consumo de azúcar añadido por estos efectos.

Las harinas refinadas y la diabetes tipo 2

No sorprende saber que el consumo elevado de pastelería, galletas, bollería industrial, pan blanco, platos precocinados, pizzas y hamburguesas es nocivo para la salud. Sin embargo, es necesario destacar que el ingrediente que mata de manera silenciosa y rápida en su interior es la harina refinada. Cuando está presente en estos alimentos y se consume de manera frecuente y elevada, se suman números para el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y sus correspondientes cánceres asociados, ha constatado School of Publich Health de la Universidad de Harvard.

El peligro de las harinas refinadas es que unen un alto índice glucémico con su reducida sensación saciante. Es decir, que nunca cansan y su azúcar se incopora rápidamente a la sangre. Así, se consume, consume y consume sin alertar al cuerpo. La inyección de azúcar es veloz y placentera, al tiempo que acerca las enfermedades mortales.

La última bala de este ultraprocesado es para la depresión, que está entre sus posibles consecuencias debido a que altera la química del cerebro produciendo un cansancio físico y mental, según los estudios de la Universidad Autónoma de Nuevo León (México).

La sal y la presión arterial

Es bien conocido que el exceso de sal produce, en general, un incremento de la presión arterial. Esto es ya de por sí un riesgo, puesto que 19 % de las muertes en el mundo son a causa de este riesgo de la presión arterial. Y no es fácil de evitar ¿Cuánta sal hay que ingerir diariamente? La Asociación Americana del Corazón recomienda no superar los cuatro gramos de ingesta al día.

Por otra parte, hay un riesgo conocido en los últimos años. La sal podría estar relacionada con las enfermedades mentales, según han probado en los últimos años diversos estudios médicos. La Escuela de Medicina de Cornell (Nueva York) experimentó con ratones el consumo elevado de sal y estos sufrieron una reducción del 30 % del flujo de sangre en el cerebro con los correspondientes problemas cognitivos similares a la demencia. Además, sus sistema inmunitario también se vio afectado. El estudio reveló una puerta que se había constatado en pacientes en los que el sodio les provocaba problemas en el cerebro pero no se habían disparado las alarmas porque no sufrían presión arterial.

Si esto no fuera suficiente, los estudios científicos ya han demostrado la relación del sodio excesivo con mayor riesgo de hipertensión y enfermedades cardiovasculares, insuficiencia renal, osteoporosis, cáncer de estómago y problemas intestinales que podrían derivar en ansiedad y depresión. Es el cuarto enemigo de la salud. El cuarto de la banda de los ultraprocesados que te pueden matar.