NUTRICIÓN

Dejar de comer podría salvar el planeta, literalmente

La dieta es una de las mejores y más sencillas herramientas que tenemos para contribuir positivamente a salvar el planeta y a mejorar nuestra salud. Te contamos cómo.

Laura Alcalde

"Si el consumo alimenticio de España volviera a los patrones de la dieta mediterránea de antaño, las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción de alimentos bajarían un 72%; el uso de tierras agrícolas se reduciría un 58%; el consumo de energía disminuiría un 52% y el de agua un 33%", es lo que cuentan desde Greenpeace, datos que son alarmantes y que parece que no somos conscientes de su repercusión, pero puede ser el fin del planeta.

Cómo puedes salvar al planeta dejando de comer carne

No es sólo dejar de comer carne, es mucho más. Sobre todo es ser conscientes del consumo abusivo de los recursos y de una distribución que no es coherente. Incluso pone en peligro nuestra salud. Es lo que afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien ha clasificado a la carne procesada como "carcinógena para los humanos" y la carne roja como "probablemente carcinógena para los humanos".

La ganadería es responsable de la emisión del 14,5% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), tanto como todos los coches, trenes, barcos y aviones juntos. Por eso es tan importante producir de otra manera, y pensar en la proximidad, el kilómetro cero, el producto local.

También influye un factor importante, y es que con cerca del 75% de la superficie agrícola destinada a la ganadería,para pastos y para producir pienso, no se salvarán los bosques ni se frenará la pérdida de biodiversidad.

Dado que todo está relacionado, la agricultura industrial destruye la biodiversidad, también la alimentaria. En el mundo existen más de 30.000 especies vegetales comestibles pero cada vez nos centramos más en trigo, soja, maíz y arroz.

A más carne, más gasto de agua. Y es que antibióticos, fertilizantes y plaguicidas contaminan los acuíferos llegando a provocar lo que llaman las "zonas muertas" en los océanos. Por ejemplo, para producir 1 kg de filete de ternera son necesarios 15.000 litros de agua, mientras que para producir 1 kg de trigo hacen falta 1.300 litros, o 131 para 1 kg de zanahorias. "El agua es vida y para que siga siéndolo hay que cambiar el modelo productivo y reducir el consumo de carne", afirman en Greenpeace.

Las fábricas de animales, hacinados, donde la producción es una rueda que no para, destruye y estropea el alimento. Apoyar la ganadería extensiva y ecológica es apoyar un modelo donde los animales viven dignamente y contribuyen al equilibrio ecológico. Un mejor producto, más natural, respetando los tiempos.

Para Greenpace, sólo hay una solución, y es "la reducción drástica de la producción y consumo de carne y otros derivados animales. La apuesta por una dieta baja en proteína animal y donde predominen los alimentos de origen vegetal, ecológicos y locales es la mejor para nuestra salud y la del planeta", afirman.

No es sólo dejar de comer carne, es comer carne de otra manera. Es respetar los tiempos de la producción, de la naturaleza. Es apostar por el consumo local, ecológico y sostenible, por pequeños ganaderos. Es mejorar un producto esperando a que sea el momento y no comer sin pensar incluso cuando el alimento no es bueno.