PSICOLOGÍA
Los 5 ejercicios (mentales o no) para evitar el estrés
Disfrutar de la inactividad es una tarea que se aprende, preguntamos a un experto en Ciencias Biomédicas cómo afrontar las vacaciones de verano y no morir en el intento.
¿Es posible evitar el estrés vacacional en verano? ¿Es posible que la playa, la maleta, el viaje, organizar comidas, excursiones, llenar 24 horas al día de actividades a todos los miembros de la familia no agoten? Las vacaciones son un estrés para muchos. Incluso los más adictos al trabajo no pueden desconectar y el hecho de no hacer nada les llega a estresar. ¿Es posible que pasar 24 horas al día tal vez en un destino que no quieres con tu familia sea un suplicio?
No hay más que ver las caras las de muchos en vacaciones, nerviosos, gritando, con gesto serio. ¿Qué está pasando? Preguntamos a un experto para Deporte y Vida, al doctor Ricardo de Pascual Verdú profesor de Psicología de la Facultad de Ciencias Biomédicas y de la Salud de la Universidad Europea.
¿Es posible disfrutar de la familia al completo sin que estés habituado?
Es posible, por supuesto que sí. Lo que uno no debe esperar es que el mero hecho de estar juntos vaya a hacer que ese tiempo compartido se disfrute, especialmente si no es lo habitual. El tiempo vale lo que hagamos con él, y es muy importante buscar actividades que hacer todos juntos que sean disfrutables (aunque sea en distinto grado) por todos los miembros de la familia. Desde ir al cine hasta dar un paseo, o incluso algunos juegos de mesa o de consola; hay que buscar cosas que hacer que puedan generar buenos ratos para todos.
Por otro lado, es también muy recomendable buscar momentos para uno mismo dentro de este tiempo compartido. Las vacaciones en familia pueden generar conflictos o agobios, y es una buena medida tomarse unos pequeños "descansos": leer, dar un paseo o practicar algún deporte por tu cuenta pueden hacer que ese agobio se equilibre con el disfrute de tus aficiones y una muy bienvenida soledad.
Mucha gente no soporta el calor y con demasiada gente se agobia, ¿cómo podemos evitarlo?
Por desgracia, y dependiendo de dónde vayamos, no es muy fácil evitar el calor. Dejando aparte el consejo obvio de, si uno se agobia con el calor y la gente, ir a sitios que no tengan ni lo uno ni lo otro, se pueden hacer unas recomendaciones.
En primer lugar, evitar las actividades físicamente exigentes en horarios o lugares con mucho calor o aglomeraciones. Salir a correr, montar en bicicleta, o incluso pasear a las seis de la tarde en agosto es una receta para el desastre si uno está en un sitio caluroso. Hay muchas actividades de ocio o de descanso que se pueden realizar a cubierto (en casa, un restaurante, un cine) y que permitirán sortear las horas de más calor. En lo que respecta a las aglomeraciones de gente, tendríamos que ir en la misma línea. Si te agobian las multitudes, tal vez una playa del Mediterráneo en agosto no sea el mejor sitio para ti, y tengas que buscar alternativas.
Si, por cualquier cosa, nos viéramos obligados a soportar mucho calor o una aglomeración importante de gente, es importante mantener la calma, respirar a un ritmo normal, y mantenerse hidratados. Si el agobio se empieza a hacer notar, trata de centrarte en los aspectos positivos por los que estás ahí: seguramente estás en ese sitio para hacer algo (bañarte en la playa, ir a un concierto, o ver un monumento particular), así que concéntrate en esos aspectos. Si te resulta difícil, trata de iniciar una conversación acerca de lo que estás viendo con tus acompañantes: la distracción te ayudará. Si simplemente no hay nada de la situación que te resulte agradable ni crees que merezca la pena... Tal vez sea el momento de irte.
Los más deportistas echarán de menos el gimnasio y se pondrán nerviosos, ¿qué hacemos?
Por suerte, para poder hacer ejercicio hay muy pocas cosas que sean necesarias, y la principal es nuestro cuerpo. Alguien que tenga una rutina de ejercicio muy marcada y muy dirigida a una meta específica (perder o ganar kilos, prepararse para algún tipo de competición) puede hablar con su entrenador con algo de antelación para que le dé algunas ideas de ejercicios que se pueden realizar sin la necesidad de toda la infraestructura del gimnasio y que cumplan una función lo más parecida posible a la que cumplen los que hace allí.
A menudo, no obstante, los ejercicios que requieran el levantamiento de grandes pesos, por ejemplo, no serán fáciles de adaptar para su realización fuera del gimnasio; habrá que conformarse con lo que se pueda hacer. Si esto nos pone nerviosos, es bueno recordar que, aunque la rutina de ejercicio es, sin duda, muy buena para el organismo, también necesitamos cambiar de aires y de ritmos.
Tal vez no puedas hacer un press de banca exigente, pero te puedes ir a hacer burpees por la mañana al campo o a la playa. No, no es lo mismo, pero hay que disfrutar también del cambio de escenario y, por qué no, tomárselo también como un reto. En cualquier caso, por no hacer ejercicio dos semanas al mismo nivel al que lo haces el resto del año no va a pasarte nada; tómate un descanso y vuelve con fuerzas renovadas.
A los jugadores de primer nivel que aún no tienen claro su futuro... ¿cómo les afecta?
Como a cualquier persona que tenga una cierta incertidumbre acerca de su futuro, la pausa vacacional puede resultar frustrante; las incógnitas, en lugar de solucionarse, se posponen, mientras parece que todo se pone en pausa hasta septiembre. Requerirá un esfuerzo especial el mantener la rutina de ejercicio, dieta y forma de vida de un deportista de primer nivel, que siempre es muy exigente. Hay que buscar un término medio entre mirar demasiado lejos (es decir, a las metas a muy largo plazo) y demasiado cerca (lo que tengo aquí y ahora).
Si miras demasiado lejos, te frustrarás porque parece que lo que deseas nunca llega. Si miras demasiado cerca, te frustrarás porque tendrás la sensación de que lo que haces es lo mismo una y otra vez sin llegar nunca a nada. La solución, obviamente, es ponerse metas a medio plazo que nos mantengan activos y enfocados sin conllevar una frustración excesiva: metas mensuales, por ejemplo. Las vacaciones no tienen que cambiar ninguna de tus metas, pero sí te obligarán a estar más pendiente de cuidarte contra la frustración.
Si queremos cuidarnos pero en verano es casi imposible... ¿qué hacemos para encontrar un equilibrio?
Normalmente nos decimos que en verano es imposible cuidarse, cuando lo que queremos decir es que nuestras rutinas de alimentación y deporte se ven alteradas porque cambiamos de horarios y de lugar. La verdad es que podemos anticipar bastante bien lo que va a ocurrir, y eso tenemos que usarlo a nuestro favor. Si no sabemos qué nos vamos a encontrar cuando salimos a comer o cenar con amigos o familia, siempre existe la opción de no comer más que aquello que se ajuste a lo que normalmente comeríamos, y luego, al volver a casa o al hotel, comer o comprar algo que sí nos venga bien.
Otro problema habitual en verano es el alcohol: las sobremesas con amigos o las noches de fiesta pueden hacer que bebamos más de la cuenta, con el efecto que eso puede tener sobre la línea o la salud. Una buena opción para beber menos es intercalar bebidas no alcohólicas entre las alcohólicas. Por ejemplo, entre cada cerveza, beber un vaso de agua. Esto aumentará tu sensación de saciedad (estarás más lleno), lo que hará que bebas menos alcohol y, además, te protegerá contra la resaca al mantenerte hidratado.
En cuanto al deporte, como ya se ha dicho, siempre podemos hacer algo: salir a correr o a patinar, hacer isométricos o nadar, cualquier cosa, pero siempre tendremos opciones. En cualquier caso, también es bueno recordar que, al fin y al cabo, estamos de vacaciones: flexibilizar nuestras rutinas es bueno y necesario. Si no puedes controlarlo todo, controla lo que puedas y disfruta del resto.
¿Una rutina de yoga, o meditación, incluso de paseos en solitario puede ser una ayuda?
Cualquier actividad relajante, que no tiene por qué ser yoga o meditación -puede ser leer, hacer puzles, pasear, pintar...-, es muy recomendable no solo en vacaciones, sino todo el año. A menudo nos centramos en mantenernos activos, cosa que es muy adecuada, por supuesto, pero que tiene que verse equilibrada con momentos que nos permitan también relajarnos y estar tranquilos, y disfrutar de la inactividad. Cualquier afición que nos haga concentrar nuestra atención en algo y abstraernos será útil. En vacaciones, además, nos permitirá ser independientes de todo lo demás y tener un ratito para nosotros. Búscate algo que puedas hacer sola o solo, y tendrás un seguro de bienestar para el resto de tu vida.
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