SALUD

Usar chanclas en verano también tiene sus peligros: cuidado

El raro es quien no usa chanclas en verano, pero a continuación te exponemos los peligros que entraña: fascitis plantar, grietas, dolores, lesiones…

¿Cómo vamos a dejar las chanclas en casa cuando acecha el calor? Los podólogos también avisan de que hay distintos tipos de calzado, y debemos siempre fijarnos en el más seguro. Por ejemplo, deberíamos olvidarnos de hacer deporte con ellas. En apariencia, este tipo de prenda es inofensiva, pero puede causar diversos tipos de patologías en los pies, según explica Fisioserv, la primera clínica de fisioterapia a domicilio.

Fascitis plantar: se produce al abusar de las chanclas o de zapatos planos (bailarinas, merceditas, etc). La fascitis plantar es una inflamación y degeneración de toda la fascia compuesta por tejido conectivo que va desde el hueso del talón hasta los dedos. Estas estructuras de las plantas de los pies desarrollan una importante función biomecánica, ya que ayudan a la musculatura a mantener el arco plantar, absorber y transmitir la energía durante el movimiento al resto de la musculatura del miembro inferior. Esta dolencia suele corregirse con una combinación de masaje deportivo y ejercicios diarios.

Dolores de rodilla, espalda y cadera: Utilizando chanclas el apoyo al puente del pie es limitado, lo que con su uso frecuente puede producir a quien las utiliza, molestos dolores de espalda, cadera o rodilla.

Lesiones: el uso prolongado de chanclas puede, además de la fascitis, producir lesiones como, por ejemplo, esguince de tobillo, por la nula sujeción que aportan.

Rozaduras, ampollas etc., excederse en el uso de chanclas en verano puede causar abrasiones en los pies y en los dedos. Estas heridas abiertas hacen que la persona afectada sea más susceptible a las infecciones y a los gérmenes.

Daño solar: al utilizar chanclas, el pie está expuesto al sol un gran número de horas, lo que hace que se puedan quemar con mucha facilidad.

Juanetes: cuando se utilizan chanclas no se pisa de la manera adecuada, por lo que uno distribuye el peso del pie de manera distinta, sobrecargando zonas que pueden terminar creciendo por sobrecarga de esfuerzo.