NUTRICIÓN

¿Por qué los suplementos de omega 3 no sirven para nada?

Parece que el consumo de ácidos grasos omega 3 en los alimentos es imprescindible, pero no en forma de suplementos, ya que no tienen grandes beneficios. Nominadas Oscar mejor película 2019

En plena fiebre por los suplementos de toda clase y el boom de las tiendas de nutrición especializadas en su venta, nos encontramos con la duda de cuáles realmente funcionan y cuáles no prometen lo que se espera. Entre ellos, los suplementos de omega 3 en forma de píldoras o pastillas se han puesto de moda, dados los grandes beneficios de los ácidos grasos esenciales en nuestro organismo, y que podemos encontrar en alimentos como el salmón o los frutos secos. Sin embargo, ¿cuentan con el suficiente respaldo científico?

Omega 3 en los alimentos

El omega 3 procedente de los alimentos es un nutriente de gran valor: se ha demostrado que el consumo de grandes cantidades de omega 3 aumenta considerablemente el tiempo de coagulación de la sangre, lo cual explica por qué en comunidades que consumen muchos alimentos con omega-3 (inuit, japoneses, etc.) la incidencia de enfermedades cardiovasculares es sumamente baja. Otro estudio concluyó que la ingesta dietética de ácidos grasos omega 3 reduce modestamente el curso de la arteriosclerosis coronaria en humanos.

Las fuentes más ricas en omega 3 son los peces de aguas frías, incluyendo el salmón, pez que supuestamente tendría el más bajo nivel de contaminación. Hay otras fuentes importantes como los pescados azules, entre éstos la sardina. Otros alimentos que cuentan con grandes cantidades de omega 3 son los frutos secos como las nueces, las semillas de chía o el lino.

¿Y en los suplementos?

Aquí es donde encontramos más dudas al respecto. Los suplementos con omega 3 no parecen tener los mismos beneficios para la salud que el omega 3 que tomamos a través de los alimentos. Un estudio publicado en la prestigiosa revista JAMA destacaba que, a lo largo de una investigación que duró cinco años, no hubo diferencias significativas en la función cognitiva entre personas que ingirieron placebo y otras que tomaron suplementos de omega 3.

Otro estudio, también publicado en JAMA en 2012, y al que hace referencia el dietista-nutricionista Juan Revenga en 20 minutos, destacaba que la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados del tipo omega-3 no se asoció ni de forma relativa ni absoluta con un menor riesgo de mortalidad por cualquier causa, ni en concreto tampoco con la disminución del riesgo por muerte súbita, infarto de miocardio o ictus.

El propio Revenga titula su artículo "suspenso estrepitoso para los suplementos de omega 3", haciendo referencia a que "nos están vendiendo la burra", y aclarando que "una cosa son las pastillitas de omega 3 y otra muy distinta las dietas que con alimentos incorporen de forma original una fuente dietética de este tipo de ácidos grasos polinsaturados. Y es que los beneficios de una dieta de este tipo aún no se han cuestionado y menos de forma tan contundente como con las pastillitas (más bien al contrario)", en sus propias palabras.

Otro nutricionista de gran fama, Aitor Sánchez, autor del libro "Mi dieta cojea" en la que desmonta un mito detrás de otro en lo referente a la alimentación, declaró a El Mundo que "no es lo mismo tener una dieta rica en omega 3 a través del pescado que tomarte el suplemento, porque te falta la materia prima", y encuentra el problema en que "la persona piense que a través de ellos esté siguiendo una dieta saludable.

En conclusión, hay suplementos que sí funcionan, aunque no son la panacea de la salud, y hay otros con más marketing detrás que resultados. Así que, si eres de los que pensaban que tomar pastillas de omega 3 puede suplir una dieta saludable, asume que lo que te gastas en el suplemento puedes emplearlo en consumir alimentos como el salmón, las semillas de chía o las nueces, cuya efectividad sobre nuestro organismo sí está demostrada.