Resuelven el misterio de las Olas Monstruo con Inteligencia Artificial
Gracias a la AI inventan un sistema para saber cuándo y cómo se forman estas solitarias olas gigantes legendarias que tantos barcos han hundido.
Tal y como explicamos en su día en AS Acción, las primeras menciones a las olas monstruo se transmitían de boca oreja y por escritos de marineros. Hablaban de olas errantes o vagabundas que, con el mar en calma o bien revuelto pero muy por encima de la mayoría de las olas, aparecían de la nada y se llevaban todo lo que encontraran en su camino.
Obviamente costaba creer que muros de 30 metros de altura pudieran aparecer así, pero todo cambió en 1995, en el mar del Norte, cerca de Noruega. La estación petrolífera Draupner estaba sufriendo un temporal con olas de unos 7 metros de altura y su cámara exterior, de repente, grabó una masa gigante de agua de 26 metros de altura que a poco estuvo de destruir sus instalaciones.
Unos años después la Agencia Espacial Europea inición un proyecto para estudiarlas. En tan solo 3 semanas detectaron 10 olas de más de 25 metros repartidas por el mundo. Los resultados del estudio se hicieron públicos en 2004, convirtiendo unas olas gigantes de leyenda en realidad e incluso diferenciando en tres tipos de Olas Monstruo. Pero todavía había un misterio importante: no se sabía cómo se formaban ni por qué era en un lugar o en otro.
Inteligencia Artificial para resolver el misterio
Investigadores del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague han descubierto un modelo matemático que dice cómo y cuándo se pueden producir estas olas. Lo han hecho con la ayuda de macrodatos sobre los movimientos oceánicos analizados con la ayuda de la Inteligencia Artificial. Básicamente concluyen que “están causadas por una combinación de muchos factores” o, en otras palabras, se puede decir que para quien las sufre son fruto de tener “muy mala suerte”, en palabras de Dion Häfner, autor del estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
La investigación ha llegado a la conclusión de que el factor más determinante para causar estas olas es lo que denominan “superposición lineal”, que se produce cuando dos sistemas de olas se cruzan y se refuerzan durante un breve período de tiempo. Cuando eso ocurre “aumenta la posibilidad de generar altas crestas seguidas de profundas depresiones y surge el riesgo de que haya olas extremadamente grandes”, explica también Häfner, quien añade que “es un conocimiento que existe desde hace 300 años y que ahora respaldamos con datos”.
Los datos combinados para llegar a estas conclusiones los sacaron de movimientos oceánicos, estado del mar, profundidad e información batimétrica de boyas ubicadas en 158 sitios distintos de la costa de Estados Unidos activas las 24 horas del día. Obtuvieron más datos de más de mil millones de olas a lo largo de 700 años. De todas ellas, 100.000 eran Olas Monstruo, por lo que pueden decir que “se produce una ola de este tipo una vez al día en cualquier lugar aleatorio del océano”, explica otro autor del estudio, Johannes Gemmrich. “Aunque no todas sean de un tamaño extremo”, especifica.
Ni navegables ni surfeables
Ante una ola tan extrema poco hay por hacer. Obviamente, todos estos conocimientos pueden ayudar a los 50.000 buques de carga que navegan a diario por el planeta a saber dónde y cuándo es más probable que haya Olas Monstruo y planificar, si es necesario, rutas alternativas. En cuanto al surf, seguro que algún día habrá un loco que intente enfrentarse a ellas. Pero aunque no lo diga el estudio... no es recomendable. Solo hace falta ver lo que ya pasa con olas de esos tamaños “predecibles” que rompen en un punto concreto como Nazaré para entenderlo.