Qué son las olas monstruo: de leyenda a realidad
En 2004, estas terroríficas olas gigantes solitarias que aparecían sin explicación alguna dejaron de ser un mito, pero todavía no se sabe cómo se forman.
El 29 de octubre del 2020, Sebastian Steudtner surfeó la ola más grande de la historia, de 26,21 metros, en la Praia do Norte de Nazaré (Portugal). Lo hizo gracias a la marejada generada por el huracán Epsilon, convertido en borrasca post tropical en el Atlántico Norte, que generó el swell del siglo en el oeste de Europa. Esas olas gigantes eran auténticos monstruos, pero no olas monstruo, un extraño, aislado y brutal fenómeno para el cual todavía no se tiene explicación alguna, si bien se ha confirmado que existen.
Historia de las olas monstruo: de mito a realidad
Como la mayoría de las cosas a lo largo de la historia de la humanidad, las primeras menciones a las olas monstruo se transmitían de boca oreja y por escritos de marineros. Hablaban de olas errantes o vagabundas que, con el mar en calma o bien revuelto pero muy por encima de la mayoría de las olas, aparecían de la nada y se llevaban todo lo que encontraran en su camino.
Obviamente costaba creer que muros de 30 metros de altura pudieran aparecer así, pero todo cambió en 1995, en el mar del Norte, cerca de Noruega. La estación petrolífera Draupner estaba sufriendo un temporal con olas de unos 7 metros de altura y su cámara exterior, de repente, grabó una masa gigante de agua de 26 metros de altura que a poco estuvo de destruir sus instalaciones.
Ese incidente fue el detonante para que la Agencia Espacial Europea iniciara el proyecto Maxwave en 2001 con el objetivo de medir la altura de las ola en el mundo. En tan solo 3 semanas detectaron 10 olas de más de 25 metros alrededor del globo. En 2004 hicieron públicos los resultados de la investigación, que confirmaba la existencia de las olas monstruo de manera frecuente y en todos los océanos del mundo.
El misterio de su origen
Aunque los estudios han conseguido captar esas ola gigantes solitarias, lo cierto es que todavía no se tiene información respecto a su origen. Porque dejémoslo claro: no son tsunamis. Algunas de las teorías que circulan como la de una fuerte corriente en contra de la dirección primera de las olas podría explicar las de algunas zonas pero no las de otras. Así, se habla de difracción del foto, enfoque por corrientes, efectos no lineales, parte normal del espectro de ondas y hasta del viento.
Lo que sí se ha establecido son tres tipos de olas gigantes: muros de agua, que no son tan altas pero que pueden viajar hasta 10 kilómetros y no son peligrosas para las embarcaciones; las tres hermanas, que viajan de tres en tres; y las solitarias, los monstruos auténticos, que viajan solas y cuya presión -1000 kPa- puede engullir un barco en cuestión de segundos.
¿Es posible surfearlas?
Debido a que son olas que no llegan a la costa sino que se forman en alta mar y de manera irregular, hacen imposible sus previsiones para el surf. Si a ello le sumamos la presión mencionada, tampoco sería recomendable enfrentarse a ellas en una tabla de surf. Hasta que no se encuentre su explicación... habrá que conformarse -como si fuera poco- con Nazaré.