Anders Backe ha vuelto a hacer historia al recuperar el récord mundial de esquí hacia atrás, alcanzando una velocidad vertiginosa de 133,46 km/h. Este logro tuvo lugar en la rampa del trampolín de saltos de Vikersundbakken, en su Noruega natal, donde Backe demostró una vez más su destreza y valentía y en algunos momentos pone el corazón en un puño porque se nota que va al límite.

El récord mundial en esta categoría, que implica esquiar hacia atrás a la mayor velocidad posible, lo había logrado él mismo en 2012 cuando alcanzó los 128,7 kilómetros por hora. Luego fue superado en 2017 por el esquiador suizo Elias Ambühl, quien alcanzó los 131,2 km/h. Sin embargo, Backe, de 37 años de edad, decidió desafiar nuevamente los límites y recuperar el trono en el cual se sentó hace de una década y perdió hace más de 6 años.

El proceso para alcanzar esta impresionante velocidad implica una combinación de habilidad, valentía y precisión. Backe se lanzó desde la rampa de trampolín, realizó una rotación de 180 grados en el aire para colocarse de espaldas y luego descendió por la rampa de aterrizaje y aprovechaba su desnivel para seguir cogiendo velocidad, todo mientras mantenía el equilibrio y la presión en los esquís.

En declaraciones posteriores, Anders Backe describió la experiencia como una sensación “demencial”, destacando la intensidad del momento y la necesidad de concentración absoluta mientras la velocidad aumentaba en el descenso.

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