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SURF

50 millones: la mansión con forma de ola gigante en Malibú

Harry Gesner, el arquitecto (y surfista) de esta mansión, afirma que "quería que tuviera la forma de una ola gigante en su punto máximo de fuerza".

La terraza de la mansión en forma de ola gigante de Malibú (California), con las olas al fondo, de noche y el precio sobreimpresionado.
Carolwood Estates.

Harry Gesner, arquitecto y surfista, murió el año pasado cuando le faltaban tan solo tres vueltas al sol para llegar al centenario. Dejó un gran legado que recordaban en The Surfers Journal y que incluye su participación en el famoso desembarco de Normandía que cambió la historia de la humanidad. Pero también algunas obras arquitectónicas para la posteridad, como la Wave House de Malibú (California).

Esta espectacular mansión en un paraíso del surf -copado por los famosos multimillonarios- de la costa oeste de los Estados Unidos se construyó en 1957. Dicen, también, que fue la inspiración de la Casa de la Ópera de Sídney del danés Jørn Utzon, que la presentó dentro del proyecto de construcción del puerto ese mismo año.

Explican en The Surfer Journal, también, que "para llenar el sitio de alma Gesner surfeaba las olas que rompían frente a las propiedades que diseñaba, dándole una integración con el océano. Que durante una de esas sesiones en el norte de Malibú, en 1956, esbozó un diseño para una casa particularmente salvaje y llamativa con un lápiz de cera en su tabla de surf. Sería su creación más célebre, la mundialmente famosa Cooper Wave House".

Son seis camas, siete baños, casi 600 metros cuadrados de espacio y una terraza espectacular con vistas a un paraíso del surf y las olas. "Quería que la casa tuviera el aspecto de una ola gigante en el punto máximo de su fuerza", explicaba Harry Gesner. Una mansión que no destaca por sus lujos pero que ahora ha salido a la venta por 49,500.000 millones de dólares. Se justifican tanto por su arquitectura como por su ubicación. Aunque si a alguien le parece caro, desde luego hay que mencionar que no está en la misma liga que la de Beyoncé y Jay-Z, que se gastaron 200 millones en otra casa en First Point. Lo que le falta en lujo... lo tiene de alma.