Hace tan solo una semana que Núria Castán vivió un día “que no olvidaré jamás”. En resumidas cuentas, cuando se dirigía a la puerta de salida de la competición que iba a darle -o no- acceso al Freeride World Tour 2024 en Verbier, Suiza, sufrió una avalancha que la tuvo 10 minutos enterrada. Sus compañeras la salvaron a tiempo. “He vuelto a nacer”, decía entonces. Ahora, relata paso a paso lo ocurrido ese 4 de abril del 2023:

"Iba a ser la última competición de la temporada,en el Bec des Rosses. Estaba emocionada, con un punto de miedo pero contenta por tener el honor de competir en una cara legendaria. Iba a ser la tercera en salir, así que llegué al control de seguridad a tiempo, revisaron que tuviera todo el equipamiento obligatorio e inicié la ruta hacia la puerta.

Para llegar al camino, primero hay que pasar por una cresta y descender una parte de la cara sur del Mont Fort. Miré desde arriba cómo cada rider iba realizando su descenso. Esperé mi turno y cuando me tocó, respetando la distancia, salí. Hice dos giros y dos grandes bloques de 1,5 metros de altura empezaron a romperse a mi alrededor. Por un momento no creía lo que estaba pasando. Mi único objetivo era seguir el camino cómo se suponía que había que hacerlo y mi cabeza estaba en modo competición. En ese momento no pensaba que estuviera en una zona peligrosa o que pudiera desencadenar una avalancha, solo tenía en mente llegar a la puerta.

A pesar de que usaba mi mochila antiavalanchas no la tenía activada. No pensaba que sería necesaria antes de llegar a la puerta. No puedo describir cómo me sentí cuando fui arrastrada por la avalancha y no pude activar la mochila. Primero me quedé en la parte superior, pero luego me metí bajo la nieve, perdí los guantes y quedé completamente enterrada bocabajo. Todo pasó muy rápido y desafortunadamente también se llevó a Celina por delante.

La avalancha había sido sigilosa. Los riders que iban delante solo se dieron cuenta de lo que ocurría cuando escucharon a Celina gritar (después de sacarse la nieve de la boca). Sybille y Zuzan fueron las primeras en llegar a ella. Miraron a su alrededor y vieron que una parte de mi tabla sobresalía en la superficie y eso permitió que mi búsqueda fuera rápida. Y a pesar de ello tardaron 10 minutos en poder llegar a desenterrar mi cara.

Estuve consciente un rato. Intenté gritar, moverme, hacer algo. Me sentía inútil. Solo podía mover algunos dedos de mi mano derecha, pero perdí los guantes, así que pronto dejaría de sentir mi cuerpo. Rápidamente asumí que iba a morir. Lo siguiente que recuerdo es una luz blanca y las chicas mirándome.

Esta experiencia es traumática y solo puedo expresar mi gratitud por seguir viva y dar las gracias a las chicas que nos rescataron. Estoy orgullosa de estar rodeada de mujeres con tanta experiencia y capacidad de reacción que dieron lo mejor de sí mismas. Es un milagro que haya salido de esta sin lesiones graves. Celina, a pesar de no quedar enterrada, sí las tuvo. Ambas estamos muy contentas de seguir vivas.

La competición se reprogramó para el día siguiente en otra zona por razones obvias y obviamente yo no estaba lista para competir. Espero que esto sea un aprendizaje para todo el mundo y que pueda superar este trauma. Haced una respiración por mí. Todo mi amor".

Las fotos

El escrito viene acompañado de unas fotos con las que entender mejor toda la traumática experiencia de la avalancha de Núria Castan. En la primera es donde hubo la avalancha. En la segunda, toda la cara, con la zona donde acabó. En la tercera, el momento en el que la desentierran. En la cuarta, “no puedo recordar este momento. Solo sé que no sentía nada, estaba temblando y repitiendo una vez tras otra que gracias a todas las personas que estaban allí”.