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SURF

Un yate de lujo de 30 metros, accidentado en Honolua Bay

Desde el Gobierno de Hawái aseguran que le cobrarán al propietario del barco la factura de medio millón de dólares por sacarlo de allí y estudiarán multas.

Actualizado a
Un yate, embarrancado en la ola de Honolua Bay, el 25 de febrero del 2023.
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En noviembre del 2018, Stephanie Gilmore conseguía su 7º título de campeona del mundo de surf en Honolua Bay, donde rompe una de las mejores olas del planeta. La semana pasada, allí mismo, un yate de 28 metros embarrancaba contra el arrecife que forma estas olas y ponía en riesgo este icónico spot de surf y la diversidad de flora y fauna del lugar.

Según explican los medios locales, el Nakoa, propiedad de una compañía hawaiana, estaba ligado a un amarre de alta mar que se rompió por la noche y lo llevó a tener este accidente en un lugar que es Reserva Marina, parte del Honolua-Mokuleia Marine Life Conservation District. El propietario del barco, Jim Jones, se disculpó públicamente e insistió en que no había negligencia alguna: "Fue un accidente inusual en el peor momento posible", dijo a medios locales. "No podríamos haber hecho nada por evitarlo y estamos haciendo todo lo posible para sacarlo cuanto antes", añadía. Sin embargo, la legislación sí indica que estos amarres tienen un límite de dos horas y Jones estuvo dos días sin saber que existía ese limite.

En este contexto, los surfistas locales piden en redes sociales más protección para evitar accidentes como este. Para evitar la contaminación del combustible o el riesgo de que el barco en sí dañe el arrecife. Algo que en otras ocasiones se ha alargado mucho en el tiempo y ha causado daños graves.

Desde el Gobierno de Hawái han puesto en marcha todos los protocolos necesarios para intentar retirar el barco cuanto antes. Primero con la retirada del combustible y de las baterías y otros materiales peligrosos. Luego del barco en sí. Unos trabajos cuyo coste se estima en 460.000 dólares -más costos administrativos y de personal adicionales- que piensan cargar al propietario del barco. Además, han puesto en marcha una investigación para saber qué causó el accidente, así como para evaluar los daños en el arrecife. Una vez completada determinarán si es necesario imponer más sanciones.