A inicios del 2021, la policía australiana detenía a Shane Maree Hatton, contable de la familia Wright. Se la acusaba de apropiarse indebidamente de 1,5 millones de dólares mientras realizaba el trabajo por el que le pagaba esta familia de surfistas de élite, cuyos tres hermanos son archiconocidos. No en vano, Owen Wright se convirtió en Tokio en el primer bronce olímpico de la historia del surf, Tyler Wright es bicampeona del mundo y Mikey, el más joven, ya ha estado en el CT de la World Surf League, entre otros logros.

Según explicaban las autoridades australianas, desde el 2012 al 2020 la contable de los Wright llegó a estafar concretamente 1,636.000 dólares en centenares de operaciones detalladas minuciosamente en 1.500 páginas de pruebas aportadas por la policía en el juicio. Más de 800.000 a Owen, Más de 500.000 a Tyler y más de 150.000 a Mikey, además de los 80.000 que robó a sus padres, Rob y Fiona. Lo destapó el manager de Tyler, Nick Fordham, al ver las cuentas y detectar que había algo menos de dinero del que debería.

Ya en el juicio, la contable se declaró culpable de los cargos que se le imputaban. Sin embargo, aseguraba que la mayoría de ese dinero no se podría recuperar proque tres cuartas partes se habían apostado (y perdido) al poker y 300.00 se habían directamente desperdiciado. E incluso le dijo al juez: "La adicción se apoderó de mí. No podía parar".

Pues bien. Año y medio después (y un bronce olímpico después para Owen; un retorno esperado de Tyler Wright al Championship Tour tras una enfermedad rara; y un increíble rescate en la playa de Mikey) y a sus 53 años, Hatton ha sido sentenciada a pasar un mínimo de tres años en prisión, además de obligada a devolver la mitad de lo estafado. El juez, por cierto, asegura que ya ha devuelto 100.000 dólares, por lo que le quedarían “solamente” 700.000.