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BMX

Rhys Kember, a prisión por pedir y tener material sexual de varias menores

El Tribunal Supremo de Australia ha condenado al rider de BMX aussie Rhys Kember a tres años de prisión por varios delitos de abuso de menores.

Actualizado a
El rider de BMX Rhys Kember sobre su bici, con guantes, gorra, capucha y un graffiti al fondo.
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Rhys Kember era un rider profesional de BMX que buscaba la clasificación para los Juegos Olímpicos y que se había convertido, junto a la leyenda Caroline Buchanan, en la imagen de los cereales Nutri-Grain de Kellogg’s. Pero de la noche a la mañana, todo cambió con un arresto. “Algunas personas tienen una caída en desgracia más profunda que otras. Tenía el mundo a sus pies y lo ha perdido”, decía la presidenta del Tribunal Supremo de Australia, Lucy McCallum, tras condenarle a tres años de prisión por pedir y tener imágenes de menores desnudas.

Según la información revelada por la investigación judicial, Kember estuvo durante 4 años pidiendo a hasta 5 menores fotos de ellas desnudas. La policía, de hecho, confiscó su teléfono, donde tenía hasta 50 fotografías de este tipo. Entre otros detalles, el informe asegura que Kember había enviado también imágenes suyas desnudo a una de las niñas -de 13 años en aquel momento- junto a mensajes que decían "no me gustan las personas que no responden" y "si realmente me quieres, me lo enviarás". O a otra chica de 15 años que le pidió fotos de sus pechos y luego le propuso sexo a cambio de comprarle alcohol. Si bien demostraron que le había dado alcohol, no encontraron evidencias del contacto sexual.

En este contexto, la fiscal Patricia McEniery dijo al tribunal que Kember no mostraba remordimiento alguno y que parecía tener una comprensión limitada del impacto de sus crímentes en las víctimas. Por su parte, el abogado de la defensa, Stephen Robinson, argumento que su criente había crecido sin modelos a seguir porque su madre era adicta y su padre alcohólico: "Se crió solo, se fue de casa a los 15 años y estaba trabajando y asistiendo a la escuela". Por lo que pidió tan solo unos meses de prisión para su cliente.

Con todos los argumentos en mano, la jueza del Supremo valoró que era posible que Kember aceptara la rehabilitación, minimizó su responsabilidad por su situación y por “la cultura de un deporte como el BMX” y le condenó finalmente a tres años de prisión, con la posibilidad de ser liberado bajo su propia responsabilidad a los 8 meses.