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Cliff Diving

El salto más alto de la historia en Death Diving: un récord extremo

El noruego Ken Stornes, experto en dødsing, tiene el honor de ser quien ha saltado desde un acantilado más alto en esta curiosa disciplina: 31,3 metros.

Ken Stornes saltando desde un acantilado en la disciplina Death Diving, realizando el récord del mundo de esta disciplina (31,2 metros), con los brazos abiertos y todavía a una cierta distancia del agua. El 21 de agosto del 2021 en Oslo (Noruega).
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Hace ya dos años que en As Acción entrevistamos a Joan Florit 'Fly', el mayor experto en Death Diving en España. Un tipo nacido en Menorca que nos contó que esta disciplina había nacido en Noruega y que su nombre original es dødsing, pero que a nivel nacional también se le llama Marcelo. Fly es, también, quien posee el récord de España del salto más alto jamás completado en esta disciplina: 23 metros.

Tal y como explica Joan Florit, el origen oficial de este deporte tiene lugar en la piscina de Frognerbadet (Noruega), donde los chicos jóvenes se colaban y saltaban para impresionar a las chicas. En este contexto, parece normal que el poseedor del récord del mundo de lo que literalmente se traduciría como "salto de la muerte" sea también noruego. En conreto es Ken Stornes y lo tiene desde el 21 de agosto del 2021, cuando saltó desde un acantilado de 31,3 metros en las frías aguas de su Oslo natal. El anterior récord lo tenía en 27 metros y desde 2019 Emil Lybekk, que se tiró desde una grúa de construcción para una acción publicitaria de una marca de calzoncillos llamada Comfyballs. Para ponerlo en contexto, en las competiciones hay que saltar desde un mínimo de 10 metros de altura, pero no suelen ser en más de 12.

Antes de que alguno se piense que esto va de pegarse un planchazo e irse calentito a casa, cabe decir que nada más lejos de la realidad. La disciplina consiste precisamente en entrar al agua con manos y pies (o codos y rodillas) por delante, no con la barriga. Antes, freestyle.

En el caso del récord de Ken Stornes, unas respiraciones preceden al salto, que lo realiza abriendo brazos y piernas, alcanzanso casi 100 kilómetros por hora (aproximadamente) y entrando al agua cogiendo la posición correcta justo antes del impacto. Tras unos segundos bajo el agua, su cabeza vuelve a la superficie ante los gritos de alegría de sus amigos. Un auténtico vikingo.