Ranking ético de marcas 'fashion' en deportes de acción
Baptist World Aid Australia publica Ethical Fashion Guide, su informe anual sobre la ética de las principales marcas del mercado de la moda.
Durante muchos años, la industria de la moda ha crecido sin mirar -o haciendo la vista gorda- la huella que dejaba en el planeta, ya fuera a nivel medioambiental o de derechos humanos. Sin embargo, cada vez es más habitual que las marcas tengan en cuenta estos criterios a la hora de producir. También en el mundo de los deportes de acción.
Un informe de Baptist World Aid Australia, una organización cristiana fundada en 1950 por misioneros, ha examinado hasta 420 marcas de 98 grandes multinacionales. De dichos grandes grupos, 20 han recibido un clasificación de A+ o A (la mejor), 55 de B o C (bien, notable) y 23 D o F (la peor).
Para cada marca se han tenido en cuenta cinco criterios: políticas y gobernancia, seguimiento y riesgo, relación con los proveedores y seguimiento de los derechos humanos, empoderamiento de los trabajadores y sostenibilidad ambiental.
Y en este contexto, cabe destacar las A obtenidas por Converse, Patagonia, The North Face y Vans; así como las F para las marcas del grupo Boardriders, que suspenden especialmente en proveedores y derechos humanos, empoderamiento del trabajador y sostenibilidad ambiental. En medio están otras como Rip Curl (B) o Burton (D), mientras outsiders tipo Adidas, Nike o New Balance (presentes especialmente en skateboarding) tienen todas ellas una A.
El informe asegura que, en general, incrementa el número de marcas que son más transparentes en cuanto a sus procesos. Por ejemplo, el número de compañías que usa materiales sostenibles para fabricar sus prendas ha crecido del 61% al 87% de 2019 a 2021; o la lista de marcas que trabajan en hacer un seguimiento de dónde salen sus materias primas ha pasado de un 17% en 2013 a un 69% en 2021.
Con todo, desde Baptist Aid afirman que "la industria de la moda puede ser una fuente de oportunidades, pero en demasiadas ocasiones hay abusos y situaciones indignantes, salarios muy bajos o lo que sería lo mismo, la esclavitud moderna. El consumismo, la producción en masa y la demanda constante de más han elimentado esta injustica mientras hemos hecho la vista gorda en el impacto en el medio ambiente y emisiones de carbono que realizan; pero parece que algo está cambiando".