RFEC: Hora de mejorar en BMX Freestyle
Los riders españoles relatan que la RFEC lo pintó todo de rosa tras la entrada de la disciplina en los Juegos Olímpicos, pero cuatro años después el panorama es más bien gris.
Que el BMX Freestyle español está a un gran nivel no es nada nuevo. Quienes lleven unos cuantos años en el sector habrán podido disfrutar de las múltiples victorias y podios en competiciones internacionales de Sergio Layos, Teresa Fernández-Miranda o Daniel Peñafiel ‘Naran’, entre otros. Y si llevan unos cuantos más, sabrán que Rubén Alcántara es uno de los pioneros de este deporte a nivel mundial. Todos ellos han llegado hasta lo más alto dedicándole mucho esfuerzo y recursos, con la única ayuda de algunos sponsors privados.
La historia cambió en 2017, cuando se anunció que el BMX Freestyle pasaba a ser olímpico. El camino a Tokio implicaba la entrada de una federación importante en España como es la de ciclismo. Con un presupuesto y personal dedicado a ayudar a nuestros mejores atletas a llegar o a seguir en la élite.
Hace unos días, en el Extreme Barcelona, estaba el grueso de los ‘seleccionables’ de esta disciplina compitiendo en una de las tres pruebas UCI C1 que se disputan este año en España (algo inédito). Tere consiguió el único podio español de todo el evento; y Tortu y Arkaitz se colaron en el Top10 de una competición cargada de estrellas e incluso riders -uno con medalla- olímpicos. Naran, lesionado, no pudo competir pero seguro que hubiera estado allí.
Visto lo visto, lo lógico sería pensar que el trabajo de la Federación ha dado sus frutos y los españoles siguen dando el callo en competición. Pero no van vestidos con la camiseta de la selección, ni hay nadie de la Federación viéndolos. Qué raro. Preguntados por ello, poco a poco, se pone al descubierto que la situación no es, ni de lejos, la ideal o la que merece esta disciplina. Reina la desinformación, las promesas incumplidas, el desconocimiento e incluso la incompetencia.
Estas son algunas de las malas experiencias que relatan Teresa Fernández-Miranda, Arkaitz Armendariz, Miguel Semens, Jaime Francisco ‘Tortu’, Rebeca Dávila, Mar Esquer, Álex Martínez, María Vallejo y Daniel Peñafiel ‘Naran’: les ponen entrenadores de otras disciplinas (que en algunos casos ni les han llegado a llamar); les prometen varias concentraciones anuales (3) y no se llevan a cabo ni la dos; dichas concentraciones se celebran en rampas que están muy lejos de tener las medidas olímpicas o las condiciones para progresar sin lesionarse; les avisan con dos días de antelación (contando que algunos viven fuera y la mayoría trabajan); les realizan muchas pruebas de rendimiento pero ignoran la habilidad; solamente una buena posición en el Mundial les da acceso a una beca; no informan a nadie de que hay un Campeonato de España; viajes mal coordinados (incluso con la vuelta antes de la final pensando que nadie se clasificaría)…
Sería injusto personalizar cada una de las situaciones, porque la realidad es que todos han vivido unas cuantas. Cada uno a su manera y con sus detalles que no vienen al caso y que harían este artículo interminable. Del mismo modo que todas estas personas tienen claras las soluciones: poner a alguien que entienda de freestyle al frente; poner el foco en las facilidades para entrenar; estructurar un equipo que elija bien a qué competiciones ir para conseguir puntos; realizar concentraciones en lugares que les permitan progresar y ponerse en situación de competición; informar, sea en el sentido que sea; cumplir con lo que se promete o no prometer; fijarse en los resultados de toda una temporada para repartir las ayudas; entender que el BMX Freestyle no es ir a fumar porros al skatepark, sino que son atletas como las de otras disciplinas olímpicas y que con la ayuda de la Federación lo tendrían mucho más fácil para llegar a lo más alto.
Lo cierto es que no se pueden invertir grandes cantidades de dinero si no las hay, pero sí parece que se puede elegir mucho mejor dónde hacerlo. Hay varias frases literales que lo ejemplifican muy bien: “No necesitamos hoteles de 5 estrellas, necesitamos entrenar en condiciones”, “podemos montar donde sea, pero no entrenar”, o “no sirve de nada entrenar el rendimiento si no entrenamos la habilidad”.
Para finalizar, cabe aclarar que esto no quiere destruir nada ni acusar a nadie. Simplemente construir un futuro mejor. Porque visto lo visto, a pesar de ser la hermana pequeña de la RFEC y del desconocimiento que podía haber hace cuatro años, con todo el feedback recibido y la experiencia acumulada ya tocaría ponerse manos a la obra e ir mejorando, aunque sea poco a poco. A ver si aprovechando el cambio en la dirección, cuando asistamos al próximo O Marisquiño, Extreme Barcelona o Madrid Urban Sports, la situación ha cambiado…