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Zahan Billimoria: "Ser guía de montaña puede parecer muy enigmático para mucha gente"

El guía de montaña, tan atípico como comprometido, nos cuenta su historia y su visión sobre el futuro del mundo y de su profesión.

Zahan Billimoria y Ben Hoiness escalando y esquiando a 6.000 metros en Illimani, en la Cordillera Real, Bolivia.
Fredrik Marmsater

No creció en la clásica localidad de esquí, ni era de la clásica raza que ha dominado siempre el mundo de la montaña, pero Zahan Billimoria es uno de los guías de montaña más experimentados de la actualidad. Le conocemos un poco mejor en esta entrevista...

Si no creciste en la clásica localidad de esquí, ¿cómo acabaste en Jackson Hole y cómo fue la experiencia de mudarte allí?

Me crié en Suiza y después me trasladé a la costa norte de Boston. Allí es donde fui al colegio, así que ya llevaba en los EE. UU. cuatro años. Después de trabajar un par de años y casarme, Kim y yo nos trasladamos a Jackson Hole. Estábamos listos para formar una familia. Pasamos los seis primeros meses viviendo en nuestra furgoneta y viajando por la zona. Nos sumergimos totalmente en las montañas y después llegó el invierno. Nos trasladamos al otro lado de Teton Pass, a una pequeñísima aldea con una comunidad muy unida de la que nos enamoramos. En un principio, iba a servir como pequeña pausa de nuestras agitadas vidas en la Costa Oeste, pero ha sido la comunidad, la gente y el estilo de vida lo que ha hecho que nos quedemos.

¿Cuál fue tu proceso hasta convertirte en guía?

La forma de introducirme en esta profesión fue atípica, porque tuve hijos a muy temprana edad. Normalmente tienes que liberar tu agenda durante unos 15 años para poder sumergirte en las montañas, acumular experiencia y comenzar después tu formación. Ese fue también mi caso, pero me pilló en mitad de la paternidad. Así que, aunque comencé a trabajar como guía cuando estaba en la veintena, no fue hasta bastante más tarde cuando empecé a dedicarme a ello a tiempo completo.

Me vi en la obligación de continuar con un par de trabajos mientras tanto, porque tenía que llevar comida a la mesa, disfrutar de una vida familiar estable y, al mismo tiempo, perseguir mi sueño de convertirme en guía de montaña y acumular todo ese tiempo en la cumbre. Ser guía puede parecer muy enigmático para mucha gente, que piensa: ¿cómo se logra?¿por dónde se empieza? La realidad es que el 95 % de tu formación consiste en adentrarte en las montañas. No puedes precipitarte a buscar un trabajo como guía. Y el proceso en los EE. UU. es diferente al de Europa en muchos aspectos...

¿Por qué motivo?

En los EE. UU. te tiene que contratar una empresa de guías, mientras que en Europa puede ser así, pero también puedes ser independiente e incluso puedes viajar a otros países y trabajar allí de forma autónoma. Creo que cada programa tiene sus ventajas e inconvenientes. Pero algo que cobra mucha importancia en los EE. UU., especialmente en esta comunidad, es la idea de los programas de mentoring. Es decir, la transmisión de generación en generación no solo de técnicas, sino de una mentalidad y una cultura que giran en torno al mundo de los guías.

Desde mi experiencia, no hay lugar donde ese concepto cobre más fuerza que aquí, gracias a la tradición de los guías de la cordillera Teton. Es de gran riqueza y muy respetado y, para mí, es muy especial. Puedo ver la conexión que existe entre mis colegas y los orientadores, y las figuras legendarias que los precedieron: desde Alex Lowe y Kim Schmitz hasta Glenn Exum.

¿Por qué es tan importante para ti el mentoring?

En parte porque hay mucho peligro. Tanto el mentor como el discípulo reconocen que el trayecto en el que se embarcan es inherentemente peligroso. No existe un manual de vuelo para explorar el mundo, ni una lista de comprobación de cosas perfectas que puedas hacer para protegerte. Los mentores entran en juego porque es en los momentos en los que toca valorar y procesar cuando las cosas se tuercen. Es una enorme ventaja contar con alguien que se te acerque y te diga: «Yo también he estado allí y cometí ese error». En eso quería que consistiera Solving for Z, en romper la barrera sobre la idea de que existe un cierto tipo de personas que están en la cima, llamémosles guías de montaña, y que lo saben todo.

Parte de lo formidable, y también de lo terrible, de estar en las montañas es que, en gran medida, eliges tu riesgo

Zahan Billimoria

En la película afrontas los temas del riesgo y el sufrimiento. ¿Cómo te enfrentas a ello a diario sabiendo los riesgos que conlleva tanto para ti como para la gente con la que trabajas?

Parte de lo formidable, y también de lo terrible, de estar en las montañas es que, en gran medida, eliges tu riesgo. A la gente le entusiasma mucho saber cuál será mi siguiente aventura y cuánto riesgo voy a continuar asumiendo. Y la verdad es que lo desconozco. Puede llegar un momento en tu vida en el que, de repente, ese riesgo deje de parecer la acción adecuada. Mi primer mentor siempre me aconsejaba tener un plan B, algo en el horizonte que te permita dejar el trabajo de guía. Tienes que escuchar a tu instinto y sentirte libre para dejarlo cuando llegue el momento.

¿Cómo está repercutiendo la crisis climática en la cordillera Teton?

Crecí escalando en Chamonix, así que he visto de primera mano el cambio que ha experimentado la zona en cuanto al clima, de una forma que no he observado en ningún otro lugar del mundo. La cordillera Teton no es un entorno de glaciares, así que va mucho de estación en estación.

En cuanto a mí, me preocupa el cambio climático desde una perspectiva humana y social más general: la forma en que impacta en las personas del planeta. Por ejemplo, aquellas personas que ven sus tierras devastadas por las consecuencias del cambio climático y que ahora están en proceso de crear una nueva vida en otro lugar porque la parte del planeta en la que vivían ha dejado de ser realmente habitable. Me motiva considerarlo desde una perspectiva humana, en lugar de pensar que hay menos nieve.

"Es verdad que en el mundo de la montaña todos son muy blancos".
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"Es verdad que en el mundo de la montaña todos son muy blancos".Leslie Hittmeier

La cultura del deporte al aire libre ha sido fundamentalmente un lugar para blancos. ¿Te ha afectado a lo largo de los años la falta de diversidad e inclusividad?

Creo que ni siquiera me paré a pensar que era la única persona de otra raza en el entorno y las culturas en los que tuve que abrirme paso para convertirme en guía. Pero es verdad que todos son muy blancos. Ahora, como adulto, puedo echar la vista atrás y darme cuenta de muchos momentos en los que sabía que no encajaba. Pero creo que no me preocupaba mucho, simplemente proseguía.

Ahora que ya supero los 40, me intereso mucho más por cómo allanar el camino a la siguiente generación. Ahí es donde pongo todo mi esfuerzo. Soy completamente consciente de las grandes barreras a las que se enfrentan los jóvenes de color y estoy plenamente volcado en encontrar la manera, dentro de mi pequeño mundo, de contribuir para cambiar eso.

¿Qué cosas crees que tienen que ocurrir, dentro del mundo de la nieve y la comunidad en general, para que se convierta en un espacio más diverso?

Mi experiencia respecto a la comunidad de esquí de travesía es que está muy preparada para acoger a personas de otras razas. Pero ese no es el obstáculo. El motivo por el que la gente no se embarca en el esquí de travesía no es por una aversión hacia ellos por parte de la comunidad, sino de algo mucho más enraizado. Es tener que colarse un lugar de riqueza e incluso pensar en pasar todo ese tiempo practicando un deporte de ocio, gastar tanto dinero en la equipación y, después, encajar y hablar el idioma. Hay un inmenso bloqueo social y muchas barreras por derribar, así que, cuando llegas allí arriba, claro que te acogen, pero antes debes plantearte cómo vas a escalar la montaña para llegar hasta allí.

Las personas que observo haciendo las labores más útiles son aquellas que trabajan con niños y jóvenes. En mi comunidad contamos con una organización extraordinaria llamada The Croom Foundation que lleva activa más de una década. Comenzaron acogiendo a chavales latinos en programas de fútbol e introduciéndolos en el mundo del esquí: equipándolos y mostrándoles cómo pasarlo bien en la montaña. Les haces sentirse cómodos con los esquís y en un entorno frío, así ya tienen una vía abierta para experimentar el esquí. Tengo muchas ganas de contribuir en acciones como esa.

Conforme la comunidad afroamericana, latina o asiática comiencen a encontrar su sitio en las montañas, todo cambiará

Zahan Billimoria

¿Cómo crees que cambiarán las cosas en un futuro próximo?

La forma en que nos desenvolvemos por las montañas ha venido dictada por las personas y la cultura de raza blanca. Conforme la comunidad afroamericana, latina o asiática comiencen a encontrar su sitio en las montañas, todo cambiará. Aunque me crié en Suiza, observo el mundo a través del color de mi piel, mi gente, la música y el ambiente, por lo que todo va a ser diferente. Si estos deportes van a pasar a ser más diversos, no solo se puede esperar ver la introducción de otras razas distintas, sino también de culturas de razas distintas, en lo que pronto se apreciará que es una cultura muy blanca.

Con el tiempo, la cultura que gira en torno a estos deportes representará más voces culturales. Eso no quiere decir que todo deba cambiar. La realidad es que la mayoría de las comunidades de otras razas proceden de entornos urbanos, por lo que a medida que más gente acuda a compartir el espacio de las montañas, encontraremos más formas de colaborar y comunicarnos. Cada raza lleva implícita su cultura.