Está claro que el efecto tranquilizador que tiene el mar es algo incomparable. Esa serenidad, ese sonido y esa calma fruto de la inmensidad de una inerte mole de agua en constante movimiento es capaz de relativizar cualquier pensamiento. ¿Qué pasa pero, cuando la magia del mar queda retratada en cámara súper lenta? El resultado es, sin duda, algo de lo más hipnótico.

La propuesta que trae Chris Bryan es una oda visual a las infinitas formas, dibujos, geometrías y, en definitiva, a la aleatoriedad de los movimientos del océano. Mocean –título del corto- es el retrato definitivo de una fuerza tan sumamente mayor, que escapa al entendimiento. Una fuerza que Bryan intenta comprender a través de su inseparable cámara.

Todo ello con una edición sonora inigualable y un montaje de lo más intenso. No se podía esperar nada menos de su director, Chris Bryan, el cual ha trabajado en el mundo del surf durante largos años. Ya sea colaborando con John John Florence, Mark Matthews, Taj Burrow, Kelly Sater, o Clay Marzo, entre proyectos personales. Este experimentado fotógrafo y filmer ha usado siempre la cámara lenta como su mejor baza. Y qué baza, pues los resultados son siempre excepcionales.

Más allá de eso, el trabajazo que hay detrás de este increíble testimonio de la belleza del mar ha costado ni más ni menos que la friolera de dos años en ser terminado. Un corto de 8 minutos de olas que viajan en el tiempo con un omnipresente David Attenborough –reconocido documentalista y biólogo británico- de fondo y un sonido excepcional. Una cinta para celebrar la magia de la naturaleza más inerte. ¡Impresionante!