Ya os hemos contado más de una vez que el riesgo de encontrarse con un ataque de tiburón es de lo más mínimo. Así lo explicaba un estudio que analizaba los distintos factores tras los ataques de tiburón desde 1960 a 2015 y el poco riesgo real que hay. Esta noticia es de aquellas que suponen la excepción que confirma la norma.

Cuando uno se expone delante de estos asombrosos animales, los números de que las cosas se tuerzan aumentan de manera descomunal. Si no que se lo digan al buceador y fotógrafo Andy Brandy que, a pesar de estar en una jaula se seguridad, perdió su cámara 360º tras intentar acercarse demasiado a un tiburón blanco hace unos días. Un simple mordisco del escualo fue suficiente para que la cámara acabase medio destrozada en el fondo del lecho marino.

Para más inri, este fotógrafo ganador de 2 Emmys por su trabajo como cineasta documental de vida animal, acabó saliéndose de la jaula –ya sin tiburones merodeando cerca, claro- para recuperar su equipo. Un hombre que, a pesar de su larga trayectoria, parece que quiere hacer aumentar los números de las estadísticas que hay detrás de los ataques de tiburón.

Pero esto no es la primera vez que pasa ante cámara. Otros vídeos recopilan encontronazos muy cercanos entre tiburones blancos y personas que, a pesar de tomar riesgos de manera inconsciente y sin control alguno, han vivido para contarlo. Aunque las imagenes puedan parecer impactantes, la mayoría de los los vídeos muestran la naturaleza pasiva de estos animales tan incomprendidos que, en definitiva, solo atacan cuando se sienten amenazados.