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Parapente

Parapente acrobático: volando por el mundo con Yeray González

El piloto tinerfeño Yeray González explica algunos conceptos básicos sobre el parapente acrobático y repasa brevemente su propia trayectoria.

Yeray González durante un vuelo de parapente acrobático con un parapente rojo, sobre el mar y las montañas.
Iris Roma

Yeray González aterrizó a este mundo en la maravillosa isla de Tenerife. Nacido en Los Realejos, este piloto de parapente se ha pasado toda su vida volando por los cielos de las islas Canarias. Y bueno, de todo el mundo ya que, gracias a su habilidad magistral, ha conseguido viajar visitando lugares tan míticos para el vuelo como Francia, Turquía o hasta Corea del Sur. A pesar de su grave caída entrenando en 2008, la cual le dejó prácticamente un año en cama y un buen número de huesos rotos, sus habilidades en parapente acrobático le han llevado a lo más alto a nivel nacional.

Empecemos por lo básico, ¿podrías explicarnos a grandes rasgos en qué consiste el parapente?

El parapente es un deporte que se inventó en Francia por un alpinista en la década de los 70. Surgió de la necesidad de los alpinistas de cubrir con rapidez y seguridad la parte más complicada de las ascensiones de montaña: el descenso. Lo que empezó siendo un complemento del alpinismo, no tardó en convertirse en una deporte más.

¿Cómo se consigue levantar uno del suelo con una simple tela de nylon que le sujeta?

Los principios aerodinámicos que permiten volar a un parapente son los mismos que permiten volar a cualquier aeronave. Las empresas que producen parapentes cuentan en su plantilla con ingenieros aeronáuticos, expertos en dinámica de fluidos, etc.

Pero la gran diferencia del parapente con el resto de aeronaves es que esta es flexible, se puede plegar y recoger en una pequeño mochila y lo podemos transportar con una facilidad que ningún otro modo de vuelo nos permite.

La gran diferencia del parapente con el resto de aeronaves es que esta es flexible, se puede plegar y recoger en una pequeño mochila y lo podemos transportar con una facilidad que ningún otro modo de vuelo nos permite

Yeray González

¿Es realmente peligroso? ¿O es solo un mito?

Es un deporte de riesgo, eso está claro. No se puede decir que volar en parapente sea como estar en el sofá de casa. Hay que tenerlo todo muy claro. De hecho, suelo decir que el mayor riesgo del parapente está en que es conducido por un humano, y los humanos solemos cometer errores. Es necesario acudir a una escuela y no se puede aprender de forma autodidacta.

Se pueden minimizar los riesgos considerablemente si tenemos una base teórica y práctica fuerte. Si uno se sigue formando y si toma las precauciones necesarias, no tienen por qué haber sustos. De hecho, conozco pilotos de 70 años que han volado durante más de 30 sin tener nunca ningún percance.

¿Cuales son las cosas básicas que hay que saber antes de iniciarse en el mundo del parapente acrobático?

Una es que el parapente es el deporte aeronáutico más barato y se puede decir que no es un deporte caro. Si realmente deseas volar, tengo muchos amigos que han conseguido equipos asequibles de segunda mano en buen estado. Si hay pasión, nada te puede parar.

La otra es que el proceso de aprendizaje nunca se acaba en este deporte, hay mil cosas que tener en cuenta: meteorología, climatología, aerodinámica, mecánica del vuelo, materiales... El proceso inicial de aprendizaje suele ser bastante rápido y si acudes a una escuela es probable que el 4º día estés en el aire. Luego aprender a volar bien, a reconocer las condiciones y a volar de forma autónoma sí que toma más tiempo.

Piloto profesional de parapente acrobático.
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Piloto profesional de parapente acrobático.Cortesía de Yeray González

¿Qué despertó tus ansias de volar?

Desde que nací, mis padres regentaban una escuela de parapente en Los Realejos (Norte de Tenerife). Empezar a volar fue algo natural. No recuerdo realmente qué fue lo que me cautivó, pero lo hizo. Lo que sí se es que fui introduciéndome al deporte muy gradualmente. Cuando era pequeño no tenía ni la edad ni el peso suficiente para volar, por lo que dediqué mi tiempo a practicar en el suelo, leer libros de parapentes y demás. Mi proceso de aprendizaje fue muy largo y eso me ayudó a progresar muy rápido una vez tuve los pies en el aire.

¿Con cuántos años empezaste a volar? ¿Y a competir?

Después de largas peleas con mi padre por volar, con 10 años fue cuando por primera vez volé completamente sólo. Fue en La Palma, durante una competición de parapente. Aún recuerdo cómo me temblaban las piernas en el aterrizaje. Pero no fue hasta los 12 años cuando mis padres me compraron mi propio equipo y comencé a volar de forma casi diaria. Después de 4 años de a mejorando en el XC –parapente de travesía- empecé a competir en la Liga Canaria y con 17 en la nacional. Los resultados iban mejorando cada vez que competía, pero con 16 años descubrí mi verdadera pasión: la acrobacia. En 2009 asistí a mi primera competición de acrobacia donde quedé enamorado del ambiente. Éramos una familia más pequeña que la de las competiciones de XC y ese ambiente de compañerismo me empujó a dedicar casi todos mis esfuerzos a mejorar en esta disciplina.

Me niego a asumir la vida sin el vuelo. Ha estado ahí desde que nací y para mi es algo tan normal como andar. Tengo temporadas en las que vuelo más y otras en las que menos. Y aunque motivación por la competición se ha ido diluyendo con los años, la pasión por el vuelo está y estará intacta siempre

Yeray González

¿Tuviste dudas en algún momento? Especialmente después de tu accidente...

Me niego a asumir la vida sin el vuelo. Ha estado ahí desde que nací y para mi es algo tan normal como andar. Tengo temporadas en las que vuelo más y otras en las que menos. Y aunque motivación por la competición se ha ido diluyendo con los años, la pasión por el vuelo está y estará intacta siempre.

Después de mi grave accidente en 2008 en la Isla del Hierro tuve un proceso en el que me planteaba si la manera en la que estaba volando o al nivel al que aspiraba volar era saludable. De hecho tuve un parón de un año con la acrobacia, pero jamás me planteé dejar de volar. De hecho, el primer vuelo fue aún sin tener movilidad en las piernas (Que no se entere mi madre...). Luego volví a hacer acrobacia pasado un tiempo. Fue la época en la que vinieron los mejores resultados. Supongo que volar con más cabeza, la mente fría y tomar el menor riesgo ayudó mucho a seguir progresando sobre una base sólida y con más confianza que nunca.

¿Cuándo y por qué decidiste dejar tu querida isla de Tenerife para irte al pirineo aragonés?

Al finalizar mis estudios me surgió una oportunidad laboral en Barcelona como director de arte de una agencia de publicidad. Tras meditarlo decidí que era una buena salida, tanto en lo profesional, como en cuanto a mi carrera como piloto de parapente, viviendo al lado de Organyà (el mejor spot del mundo para la práctica del parapente acrobático, otra de las cosas que hay que saber).

Tras unos dedicados al diseño y volando de forma amateur, decidí dedicarme a lo que verdaderamente me apasionaba: el parapente. Unos amigos tenían una escuela de parapente en Panticosa, en el Pirineos Aragonés y fue una salida gloriosa. Tras unos meses viviendo ahí, acabé estableciéndome en Jaca.

¿Cómo es tu día a día? ¿Vuelas a menudo?

Ahora trabajo en Gin Gliders como piloto de pruebas y como soporte en el departamento de marketing. Mi trabajo consiste en probar y ajustar el material antes de ser sacado al mercado. Aporto mi conocimiento en mejorar los productos de la marca y luego ayudo en la estrategia de venta de todos estos productos.

Paso parte del año en Corea del sur. Mi día a día allí es trabajar un poco de oficina por la mañana y cuando las condiciones empiezan a funcionar, subimos a volar hasta la tarde. También viajo mucho para dar soporte al departamento de marketing. Cuando estoy en España vuelo por placer, aunque siendo piloto de pruebas para una marca de parapente siempre hay que subir a volar a probar algún material, a hacer fotos, etc.

¿Cuál ha sido el mejor momento de tu experiencia hasta el momento?

Creo que lo mejor ha sido permitir que el parapente guiase mi vida. Haber vivido alrededor de este deporte me ha permitido tener amigos por todo el mundo, viajar lo que nunca soñé, conocer a mi pareja, establecer mi residencia donde ahora vivo, desarrollarme profesionalmente…

Ahora que estoy más separado de las competiciones valoro más los momentos que comparto con el aire. Ya sea con amigos volando montañas al rededor del planeta o volando sólo en mi casa. No tienes que ganar ninguna competición para sentirte recompensado en el cielo.

Acabemos por todo lo alto repasando tus éxitos. ¿Cómo fue ganar el campeonato español de parapente acrobático?

Ha sido un sueño hecho realidad. He ganado el nacional de acrobacias 3 años consecutivos y también obtuve una 3ª posición en el primer año. Esta competición se convirtió en mi casa y mi lugar de vuelo habitual desde su tercera edición. No me puedo imaginar un lugar mas idílico para hacer lo que me gusta, entre mis familiares y amigos. La primera victoria fue algo que nunca se me olvidará. Recuerdo la vuelta a casa con los otros competidores con muchísimo cariño. La primera competición me ayudó muchísimo a conseguir sponsors como GIN Gliders y soporte de compañías a las que se lo agradezco muchísimo.

También fui el “Atleta del año” de mi municipio y siempre reconforta sentirse valorado en el lugar que te vio nacer.-