Judie Johnson es una neozelandesa aficionada a la natación en aguas abiertas. Como tal, hace unos días estaba nadando en una playa de la península Coromandel en la Isla Norte de las antípodas españolas cuando vivió uno de las experiencias más intensas de su vida.

Las imágenes, captadas por el dron de un turista australiano que fue testigo del encuentro, ponen los pelos de punta con una dosis a la par en tensión, temor y ternura. En ellas podemos ver como Judie es rodeada por una orca adulta y dos crías que curiosean a su alrededor mientras ella avanza nadando.

La polémica ha saltado cuando se ha sabido que tras un primer encuentro con las orcas por el que Judie salió rápidamente del agua, la nadadora neozelandesa decidió volver al agua consciente de la presencia de estos imponentes cetáceos y continuar con su baño.

Algunas voces critican la decisión ya que entienden que puso en peligro su vida —cabe recordar que las orcas se alimentan de focas y leones marinos—, mientras otras ponen en valor la valentía de Johnson y destacan el carácter afable de una especie que se ha ganado injustamente el sobrenombre de ballenas asesinas.