Lo nunca visto: el Red Bull Bora hace despegar un avión en Mallorca

El ciclismo, un deporte tradicional, histórico, de horas de duración, ve como, ahora sí, un gigante como Red Bull está metido de lleno. Ya dejó una primera muestra con el fichaje reciente de Remco Evenepoel, uno de los más importantes de los últimos tiempos, pero no se quedan ahí. Acciones, activaciones... y un reto que, tras varios meses de preparación, estudio y cálculos, salió a la luz. Se juntaron todos los condicionantes, también varios de los mejores ciclistas del mundo, incluido todo un podio en el Tour de Francia de este año como el alemán Florian Lipowitz (3º), para que el reto Peloton TakeOff fuese una realidad: lograron hacer despegar un avión en Mallorca. Así, como suena.

Como es lógico, la dificultad fue alta. Es más, por momentos, especialmente tras unas primeras pruebas en noviembre en Austria, se llegó a antojar complicado, pero el pasado 4 de diciembre, aprovechando la estancia del equipo en Mallorca para la primera concentración del equipo de cara a 2026... boom. Nueve corredores encabezados por el citado Lipowitz (situado en la parte delantera de la formación), conectados entre ellos por una cuerda de 150 metros y un arnés, alcanzando los 54 km/h, logrando entre todos ellos mover 6.500 watios (650 por corredor) en 90 segundos y haciendo despegar el avión, que alcanzó una altura superior a los 100 metros, desafiando límites nunca vistos hasta ahora de aviación, aerodinámica... y, claro, tomando notas y datos de cara al equipo ciclista. Todo suma.

Además del alemán Florian Lipowitz, Callum Thornley, Davide Donati, Nico Denz, Jordi Meeus, Tim Van Dijke, Laurence Pithie, Gijs Schoonvelde y Adrien Boichis fueron los otros ciclistas que completaron el reto, estando en el avión el piloto Andy Hediger y todo bajo la batuta del ilustre Dan Bigham, jefe de ingeniería del equipo. En el caso de este último, junto a su crucial papel en la ingeniería, también logró tener en su poder, en su etapa como trabajador del Ineos, el récord de la hora además de lograr medallas olímpicas y mundiales en pista. Es decir, a sus 34 años es una de las mentes, acompañada de buenas piernas, más prodigiosas del pelotón.

“Estuvimos trabajando los últimos 12 meses con este modelo de avión. Aquí, en Mallorca, vimos que las direcciones y la velocidad del viento eran perfectas para hacerlo, y todos los condicionantes se dieron. Tras ver que serían nueve los corredores necesarios, y viendo que varios estaban un paso por delante debido a su preparación para el Tour Down Under (primera carrera del año), hicimos esta elección. No necesitábamos un esprint, sino un esfuerzo corto pero prolongado, y no había nadie como Lipowitz para estar al frente. Es una de las experiencias más increíbles que he tenido como ingeniero: las ganas de Red Bull, ver a los corredores involucrados... es algo que nunca se había visto, y tenemos más cosas en mente para el futuro”, explica el reputado Bigham, sonriente y sin soltar un Red Bull de su mano.

Un apartado importante, además de todo lo ya contado, es la coordinación, algo que ‘dirigió’ Lipowitz al frente. “Cuando escuché por primera vez sobre este proyecto, no pensé que fuera posible. ¿Lanzar un avión? Parecía imposible“, destaca el alemán, y eso que en las pruebas de Austria varias bicicletas (muy costosas) se rompieron, e incluso hubo temor a sufrir alguna caída. En aquel ‘entrenamiento’, el avión llegó a despegar ligeramente del suelo, siendo la motivación necesaria para intentarlo a lo grande en Mallorca.

Al borde de los 60 años, Andy Hediger es piloto Red Bull desde 1991. Suizo-argentino, desde los 80 está ‘por los aires’, siendo una referencia en este aspecto, logrando títulos Mundiales y también sufriendo, y superando, un accidente que casi le cuesta la vida y, en especial, volver a andar (contado en el documental Airman). Entre el piloto y el avión, el peso total fue de unos 140 kilos. “Ser remolcado por la fuerza humana fue una sensación increíble. Al proponerte algo así piensas uff, pero claro, ese uff en la mente de Red Bull es una motivación", cuenta a AS de manera entusiasta Andy.

“Los días 2 y 3 de diciembre las condiciones del viento no eran buenas y el 4, el día que habíamos elegido, fue todo genial. Una recompensa a la buena energía que sentíamos. Hay momentos en los que los ciclistas, para que yo pueda despegar, sienten que están subiendo una montaña de 50 grados de inclinación. Mi preocupación era que, tras los problemas en Austria, los ciclistas se frustraran. Les animé y les dije que, si salía bien, les invitaría a Argentina a volar a saltar en paracaídas. Ahora me toca buscar fecha”, añade un Andy entre risas que quiere seguir “transmitiendo” a la gente que sueñe con el aire. Peloton Takeoff, una iniciativa que demuestra el valor del equipo en el ciclismo y entra en un panorama totalmente nuevo. Y esto no se detendrá aquí.

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